El Gobierno se enfrenta a un desafío crucial en el Congreso
La Ley Bases, un proyecto de ley en discusión desde hace cinco meses en el Congreso, aún no ha encontrado su forma definitiva. El Gobierno está diseñando una estrategia para su regreso a Diputados, después de que los delegados de Javier Milei se asentaran en el Palacio Legislativo del lado del Senado para intentar una redacción que permita su aprobación.
La estrategia del Gobierno es desordenada e incierta, lo que plantea un desafío aún mayor que en la Cámara baja. Si los nuevos cambios al texto no satisfacen por igual a senadores y diputados, la discusión podría volver a empantanarse. En la Casa Rosada son conscientes de esta dificultad, que ha sido contemplada en las negociaciones con el PRO y la UCR.
La incertidumbre sobre los cambios en el texto
En medio de las especulaciones sobre qué hará Diputados con los cambios que reciba el texto, la lógica indica que si es el propio Gobierno el que está acordando y aceptando las nuevas modificaciones, estas serán ratificadas por el oficialismo ampliado en la Cámara baja. Para hacerlo, solo necesitarán una mayoría simple. Sondeos preliminares con los bloques afines al oficialismo ratifican esa posibilidad.
Los cambios en el texto fueron impulsados en los últimos días por Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri. Estos dos actores pudieron hacer lo que sus pares en Diputados no lograron: analizar el texto bajo la lupa y escandalizarse con la sola lectura de algunos de sus artículos. Uno de los puntos más cuestionados es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), y el Ejecutivo y el Congreso están negociando para suavizar las concesiones que contenía para los inversores extranjeros.
La fragmentación de las negociaciones
La negociación que encaró el equipo del Ejecutivo es accidentada y fragmentaria, lo que dificulta reconstruir en qué punto están los pedidos de modificaciones. Sin embargo, es posible avizorar cambios en los superpoderes que el proyecto de ley le da al Presidente, en los beneficios del RIGI, en el blanqueo de capitales y en el piso a partir del cual los trabajadores volverán a pagar el Impuesto a las Ganancias.
La fragmentación de las negociaciones también incluye a un grupo nutrido y sin poder de decisión final en representación del oficialismo. Estos interlocutores se van del Congreso con la lista de solicitudes y prometen volver con una respuesta. Durante los últimos días, han visitado con asiduidad el Senado el ministro del Interior, Guillermo Francos; el vicejefe de Gabinete, José Rolandi; el asesor de la Secretaría General de la Presidencia, “Lule” Menem; y la secretaria de Planeamiento Estratégico, María Ibarzabal Murphy.
Las ausencias y peleas internas
Es llamativa la ausencia de la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, en estas negociaciones. Esto se explica por las internas incesantes entre los libertarios. El malestar de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, con Villarruel es la razón que argumentan algunos oficialistas para justificar que la mantengan alejada de las mesas de negociación. Sin embargo, los opositores consideran que su inclusión sería beneficiosa para el Gobierno, ya que ha establecido relaciones en buenos términos con la mayoría de los sectores representados en la Cámara.
La inclusión en las conversaciones de Ibarzábal Murphy también se explica por la pelea interna sin fin. Antes de desembarcar en el Gobierno, Ibarzabal Murphy pasó por el estudio de derecho administrativo Cassagne, uno de los señalados por haber participado en la redacción del proyecto de Ley Bases. Otras lecturas:
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