La mansión de Natalia Oreiro: un tesoro escondido en Palermo
En el pintoresco callejón de Palermo, a pocos metros de la famosa Plaza Serrano, se encuentra una casa que ha sido testigo de grandes momentos en la vida de Natalia Oreiro. Durante años, esta mansión ha sido el escenario de miles de fotos, fanáticos curiosos y miradas de admiración.
La historia de esta casa comienza en el siglo XVII, cuando una familia tradicional porteña, los Alvear, la inauguró en 1887 bajo el nombre de El Bosquejo. Desde entonces, esta imponente mansión de 480 metros cuadrados ha sido testigo de numerosos eventos y ha albergado a figuras destacadas como Natalia Oreiro y Ricardo Mollo.
Un negocio millonario
La casa de Natalia Oreiro se convirtió en el mejor negocio de su vida. Después de residir en ella durante dieciocho años, la pareja decidió venderla en 2016 y mudarse a San Isidro. La venta de esta mansión histórica les permitió obtener una gran suma de dinero y asegurar su futuro.
La mansión cuenta con numerosas particularidades que la hacen única. Desde su tamaño y decoración hasta la distribución de seis baños y un frondoso jardín con árboles centenarios, que brindan un entorno increíble a la piscina al aire libre.
Un tesoro oculto: el bar y el pasillo secreto
Uno de los rincones más impresionantes de la casa es el bar, construido con madera y decorado con simbología antigua, incluyendo el escudo familiar de los Alvear. Pero lo más destacado es un pasillo secreto que conecta directamente el bar con la cocina, brindando un acceso discreto y exclusivo.
Aunque la propiedad ya tiene nuevos dueños, Natalia Oreiro y Ricardo Mollo siguen utilizando una de las alas de la mansión. Han construido un estudio de grabación y ensayo en un espacio independiente al que acceden desde la calle sin molestar a los propietarios actuales.
Una historia fascinante que perdurará en el tiempo
La casa de Natalia Oreiro es mucho más que una simple propiedad. Es un tesoro histórico que ha sido testigo de momentos inolvidables en la vida de la famosa actriz. Su conexión con la familia Alvear y su historia centenaria la convierten en un lugar único y lleno de encanto.
Aunque Natalia Oreiro y Ricardo Mollo ya no residen en esta mansión, su legado perdurará en cada rincón de esta casa histórica. Una historia que cautiva y que seguirá fascinando a generaciones futuras.