Rafael Cavada revela la verdad detrás de su separación y enfrenta acusaciones
En las últimas horas, el periodista chileno Rafael Cavada rompió el silencio y se refirió por primera vez a la mediática separación con su exesposa, la nutricionista uruguaya Fiorella Choca. Tras 10 años de matrimonio, la pareja se separó en enero de 2024, y desde entonces se han conocido acusaciones cruzadas, principalmente por el cuidado de sus hijos, pensión alimenticia y hasta una acusación de violencia. Ahora, a través de un profundo descargo público en sus redes, el comunicador dio detalles sobre la crisis familiar que atraviesa y en la que se ven involucrados sus tres hijos en común.
La verdad detrás de la separación
En un posteo de Instagram, Rafael Cavada aseguró que han pasado tres semanas desde la última vez que estuvo con su hijo menor y que desde la separación solo ha podido ver a sus retoños “por unas horas un par de días a la semana, en forma muy restringida”. El periodista explicó que ha evitado referirse públicamente a su separación para proteger a sus hijos, pero eso no significa que renuncie a sus derechos legales y que permanezca en silencio ante acusaciones graves e infundadas.
Acusaciones de violencia
Rafael Cavada confirmó que acaba de enterarse de las denuncias de su exesposa por violencia física y psicológica durante toda su relación. Sin embargo, el periodista sospecha que estas acusaciones son una estrategia legal para obstaculizar el régimen comunicacional con sus hijos. Además, se enfrenta a la exigencia de pagar una pensión alimenticia que asciende al 90% de su sueldo, lo cual dificulta su deseo de tener una tutela compartida de sus tres hijos.
Enfrentando las acusaciones
Rafael Cavada reconoce que su imagen pública ha sido dañada, pero confía en que la justicia demostrará la falsedad de las acusaciones en su contra. A pesar del dolor de no poder estar con sus hijos, el periodista considera injusto que los derechos legítimos de las mujeres y madres sean mal utilizados para obtener beneficios económicos o venganzas personales, en lugar de asegurar el bienestar de los hijos.