En medio de un clima político tenso y cargado de especulaciones sobre posibles brotes de violencia, el analista opositor Gustavo Sylvestre protagonizó un inesperado incidente que captó la atención de los oyentes de Radio 10. Durante su participación en el programa Argenzuela, conducido por Jorge Rial, Sylvestre apareció con el ojo izquierdo visiblemente deformado, lo que despertó una serie de preguntas sobre si había sido víctima de algún tipo de agresión.
Sin embargo, el propio Sylvestre se encargó de aclarar la situación, explicando que la causa de su aspecto inusual no era producto de una pelea o un ataque, sino de una picadura de abeja. Estamos en el revival de los 90… y Bueno, me picó una abeja
, señaló el periodista, haciendo referencia a la famosa frase utilizada por el expresidente Carlos Menem cuando aparecía con el rostro hinchado, atribuyéndolo a una picadura de abeja.
Una picadura inesperada
Sylvestre detalló que la picadura había ocurrido el día anterior, a última hora de la tarde, y que no era la primera vez que le sucedía, pero que en esta ocasión la zona afectada había sido más sensible. No es la primera vez que me pican, pero esta vez o me quedó el aguijón o me agarró en una zona más sensible
, explicó.
El columnista deportivo Pablo Ladaga, presente en el estudio, bromeó sobre el aspecto de Sylvestre, comparándolo con el boxeador Mike Tyson. Y mirá que ahora está bien, más temprano era Tyson
, comentó Ladaga, generando risas entre los presentes.
Un incidente sin violencia
Rial, el conductor del programa, se encargó de aclarar que, a pesar de las especulaciones iniciales, el incidente de Sylvestre no tenía nada que ver con actos de violencia, sino con una simple picadura de abeja. Menos mal que no fue violencia. Igual, déjense de joder con esa pavada de los ejércitos y la mar en coche que lo que empieza como una sonsera después se puede volver realidad
, señaló el presentador.
Este inesperado episodio sirvió para disipar los temores sobre un posible resurgimiento de la violencia política en el país, y para recordar que, a veces, las cosas más simples pueden tener consecuencias inesperadas, como una picadura de abeja que puede dejar a un analista político con el rostro deformado.