El Pionero Espacial Argentino: La IncreĆ­ble Odisea de Juan, el Primer Astronauta Criollo

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En una Ć©poca en la que la carrera espacial entre Estados Unidos y la UniĆ³n SoviĆ©tica dominaba los titulares, Argentina se abriĆ³ paso como una potencia emergente en la exploraciĆ³n del cosmos. El 23 de diciembre de 1969, un joven argentino llamado Juan se convirtiĆ³ en el primer astronauta criollo en alcanzar el espacio exterior, a bordo de la nave Canopus II, un cohete sonda desarrollado Ć­ntegramente en el paĆ­s.

Los orĆ­genes de este hito se remontan a la dĆ©cada de 1960, cuando Argentina comenzĆ³ a forjar su propia polĆ­tica espacial. Un episodio clave fue la visita del director de la NACA (precursora de la NASA), Hugh Latimer Dryden, a la Argentina en 1960. AllĆ­ conociĆ³ al comodoro ingeniero Aldo Zeoli, considerado el padre de la coheterĆ­a argentina, quien lo invitĆ³ a recorrer el incipiente programa espacial local.

El Desarrollo del Programa Espacial Argentino

Bajo el liderazgo de Zeoli, un equipo de ingenieros y cientĆ­ficos argentinos se abocĆ³ al desarrollo de una familia de cohetes nacionales. Los primeros fueron los Alfa Centauro, cohetes de investigaciĆ³n a propulsante sĆ³lido que alcanzaron los 15 kilĆ³metros de altura. Luego, en 1967, se realizĆ³ un lanzamiento desde la AntĆ”rtida, convirtiendo a Argentina en el tercer paĆ­s en lograr un despegue espacial exitoso desde ese continente.

Estos avances sentaron las bases para el Canopus II, un cohete que marcarĆ­a un hito al permitir el transporte de un ser vivo. Hasta entonces, los lanzamientos se habĆ­an realizado sin tripulaciĆ³n, a excepciĆ³n de un ratĆ³n llamado Belisario en 1967. Pero el Canopus II estaba diseƱado para llevar a un astronauta argentino al espacio.

El Vuelo de Juan, el Primer Astronauta Argentino

El elegido para esta misiĆ³n fue Juan, un joven reclutado por la GendarmerĆ­a Nacional en Salta. El 23 de diciembre de 1969, en el Centro de ExperimentaciĆ³n de Proyectiles Autopropulsados (CELPA) en La Rioja, Juan se preparaba para su histĆ³rico vuelo. Tras recibir un sedante para calmar sus nervios, el Canopus II despegĆ³ en un Ć”ngulo de 85 grados, alcanzando una altura mĆ”xima de 82 kilĆ³metros.

El vuelo, aunque suborbital, se considera un logro espacial comparable al de Alan Sheppard en 1961. Luego de unos minutos de vuelo propulsado, el cohete comenzĆ³ su descenso, desplegando una serie de paracaĆ­das para frenar la velocidad. Tras un breve momento de incertidumbre cuando el cohete no apareciĆ³ en los radares, finalmente fue localizado y Juan pudo ser rescatado sano y salvo.

El Legado de Juan y el Futuro Espacial Argentino

La hazaƱa de Juan convirtiĆ³ a Argentina en el cuarto paĆ­s en enviar un ser vivo al espacio, despuĆ©s de Estados Unidos, la UniĆ³n SoviĆ©tica y Francia. Sin embargo, esta proeza no tuvo continuidad, y Juan se convirtiĆ³ en el Ćŗltimo astronauta argentino en viajar al espacio. La falta de inversiĆ³n y planificaciĆ³n a largo plazo truncĆ³ el desarrollo del programa espacial nacional.

Aun asĆ­, el legado de Juan y los pioneros de la coheterĆ­a argentina sigue vivo. Su cĆ”psula de vuelo se exhibe en el Museo Universitario de TecnologĆ­a Aeroespacial en CĆ³rdoba, como un recordatorio de la audacia y el ingenio que impulsaron la exploraciĆ³n espacial criolla. Hoy, Argentina busca retomar su lugar en la carrera espacial, con nuevos proyectos y ambiciones que honran el espĆ­ritu de aquellos primeros astronautas.

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