En un movimiento que busca simplificar el etiquetado de alimentos, el Gobierno argentino ha modificado la Ley de Etiquetado Frontal, introduciendo cambios significativos en la forma en que se informan los contenidos nutricionales a los consumidores.
La principal novedad es que ahora solo se tendrán en cuenta los azúcares, sodio o grasas agregados durante la elaboración de un producto, y no los que son propios de la materia prima del principal componente. Por ejemplo, si a un jamón no se le agregan sodio o grasas adicionales a las que ya posee naturalmente, no tendrá que llevar ninguna advertencia, ya que las grasas que contenga serán parte intrínseca de ese alimento.
Esta modificación busca simplificar el etiquetado y evitar que los consumidores reciban información confusa o engañosa sobre los productos que consumen. Ahora, el foco estará en los ingredientes añadidos durante el proceso de fabricación, brindando a los compradores una imagen más clara de lo que realmente se les está agregando a los alimentos.
Impacto en la Información al Consumidor
Si bien esta medida puede facilitar la lectura de las etiquetas, también ha generado preocupación entre algunos expertos en nutrición. Argumentan que al dejar de lado los nutrientes naturales, se pierde información valiosa que los consumidores deberían tener en cuenta para hacer elecciones más saludables
.
Por otro lado, el Gobierno defiende que la nueva ley evitará que los alimentos con ingredientes naturales tengan que llevar advertencias, lo cual podría inducir a error a los compradores sobre la calidad nutricional de esos productos.
Hacia una Regulación más Transparente
Esta modificación de la Ley de Etiquetado Frontal se enmarca en los esfuerzos del Gobierno por mejorar la transparencia y la información que reciben los consumidores sobre los alimentos que adquieren. Si bien algunos expertos cuestionan la decisión, las autoridades argumentan que se trata de un paso hacia una regulación más clara y efectiva.
A medida que se implementen estos cambios, será importante monitorear su impacto en las elecciones de los consumidores y en la salud pública. Solo el tiempo dirá si esta nueva ley logra cumplir con su objetivo de simplificar el etiquetado sin sacrificar la información nutricional relevante.