El sector de la construcción en Argentina se enfrenta a una encrucijada en el 2025. Mientras la obra pública ha sufrido un duro golpe, con una caída de más del 70% en términos reales, las empresas constructoras han tenido que reacomodarse y buscar nuevas oportunidades para mantener su actividad.
La motosierra en la obra pública
Hasta noviembre, la inversión directa del Estado Nacional en obras públicas había caído drásticamente, y las transferencias de capital a las provincias se frenaron casi por completo. Como resultado, el sector de la construcción fue uno de los más afectados, con la destrucción de 120.000 empleos.
Buscando nuevos horizontes
Ante este panorama, las empresas constructoras han tenido que diversificar sus esfuerzos. Por un lado, apuestan a proyectos relacionados con Vaca Muerta y a que las provincias asuman la gestión de obras que antes eran responsabilidad de la Nación. Por otro, negocian con el Gobierno la concesión de corredores viales nacionales, lo que les permitiría financiar el mantenimiento y la repavimentación de las rutas.
El desafío de los desarrollos privados
Los desarrollos privados, que el Gobierno quiere impulsar a través del crédito hipotecario, no son rentables en la actualidad debido al aumento de los costos en dólares. Según datos de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), unas 2.000 empresas pymes del sector han quedado en el camino durante 2024.
Diálogo y adaptación
Las grandes empresas constructoras han entablado un diálogo más fluido con el Gobierno, reconociendo que la confrontación con Javier Milei no les aporta nada. Esperan que, si la situación fiscal lo permite, el Estado reinicie algunos proyectos importantes que quedaron frenados, mientras reclaman una deuda de $400.000 millones por obras ejecutadas hasta 2023.
Mirando hacia el futuro
Para 2025, los expertos del sector no esperan un repunte significativo en la obra pública nacional. Sin embargo, confían en que las provincias y municipios puedan impulsar nuevos proyectos, y que los desarrollos privados, especialmente en el sector de la minería y la energía, puedan generar oportunidades para el sector de la construcción.
En resumen, el futuro de la construcción en Argentina en 2025 se perfila como un desafío, con la necesidad de adaptarse a un entorno de menor inversión pública y altos costos en dólares. Pero también se vislumbran oportunidades en la concesión de corredores viales, los proyectos provinciales y los desarrollos privados relacionados con la energía y la minería.
