El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler fue nombrado Canciller de Alemania. Pero este no fue un proceso sencillo ni directo. En los meses previos, Alemania atravesaba una profunda crisis política y económica que puso a prueba la frágil democracia de la República de Weimar.
La Caída de la República de Weimar
La Gran Depresión había hecho tambalear el sistema institucional de Weimar, llevando el poder político del Parlamento (Reichstag) a manos del Presidente, Paul von Hindenburg. En ese contexto, el Partido Nazi, liderado por Hitler, había logrado un crecimiento meteórico, convirtiéndose en la fuerza política más numerosa del Reichstag.
Sin embargo, a finales de 1932, el partido parecía estar en decadencia. Había sufrido varias derrotas electorales y perdía dirigentes históricos descontentos con la estrategia de no integrar el Gobierno. Hitler incluso llegó a decir que se quitaría la vida si el partido se derrumbaba.
La Danza Parlamentaria
En ese escenario, se inició una compleja danza parlamentaria que involucró a diversos actores políticos. El Canciller Kurt von Schleicher buscaba contar con el apoyo de los nazis en el Reichstag, mientras que Hitler se negaba a formar parte de un gobierno de coalición, exigiendo la cancillería para sí.
Fue entonces cuando se produjo un encuentro clave entre Hitler y el ex Canciller Franz von Papen, quien buscaba acercarse al líder nazi para derrocar a Schleicher. Este encuentro, que se hizo público, fue interpretado por la izquierda como una conspiración capitalista.
La Estrategia de Hitler
Mientras tanto, Hitler se enfocó en ganar las elecciones parciales en Lippe, una región demográficamente favorable a los nazis. Aunque el triunfo fue modesto, la propaganda de Goebbels lo presentó como un resurgimiento del partido, silenciando a los detractores internos.
Con el tiempo cada vez más en su contra, Hitler y Von Papen intensificaron sus negociaciones con el Presidente Hindenburg, quien finalmente accedió a nombrar a Hitler como Canciller de un gabinete de coalición de partidos de derecha.
El Ascenso al Poder
Así, el 30 de enero de 1933, Adolf Hitler juró como Canciller de Alemania, a pesar de la aparente decadencia de su partido. Este proceso, analizado en detalle por el historiador Henry Ashby Turner, revela los entresijos de la democracia de Weimar y cómo una serie de maniobras políticas y negociaciones detrás de escena llevaron al nombramiento de un líder extremista como Hitler.