El Gobierno argentino se encuentra en negociaciones avanzadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para alcanzar un nuevo acuerdo que reemplace al actual programa vigente. Este nuevo programa busca abordar los desafíos económicos del país y sentar las bases para una mayor estabilidad y crecimiento a largo plazo.
Avances y Desafíos en las Negociaciones
Según fuentes cercanas a las negociaciones, los términos del nuevo acuerdo están muy avanzados en lo que respecta a la cuestión fiscal. Sin embargo, aún quedan algunos puntos por definir en torno a las reformas estructurales que el FMI suele exigir, así como también lo relacionado al esquema cambiario y los desembolsos del organismo.
El Gobierno busca obtener entre USD 11.000 y USD 12.000 millones del FMI, con la intención de que ese dinero ingrese de forma conjunta para poder abrir el cepo cambiario en algún momento de 2025. Esto permitiría una mayor flexibilidad en el mercado de cambios y una transición hacia un esquema más libre y eficiente, tal como anunció el presidente.
No obstante, el FMI podría ofrecer un programa por ese monto, pero en cuotas sujetas al cumplimiento de ciertas condicionalidades. Otra alternativa que se baraja es un acuerdo más corto que le permita al país financiar los vencimientos de 2025 con organismos internacionales, para luego volver a negociar después de las elecciones.
Ajuste Fiscal y Política Cambiaria
En cuanto a la política fiscal, el Gobierno ha implementado un ajuste más profundo de lo que el FMI había solicitado inicialmente. De hecho, el director para el Hemisferio Occidental del organismo, Rodrigo Valdés, había criticado en algún momento la “calidad” de este ajuste, pero luego el Fondo celebró los resultados fiscales sin mayores reparos.
Respecto a la política cambiaria, tanto el Gobierno como el FMI han ido dejando algunas señales. El presidente anunció que el próximo programa permitirá “avanzar hacia un esquema cambiario más libre y eficiente”, lo que sugiere que se dejaría atrás el actual “crawling peg” (devaluación gradual del tipo de cambio oficial) para transitar hacia un sistema más flexible, quizás con un esquema de bandas cambiarias que se ensanche progresivamente hasta llegar a una flotación.
Sin embargo, el Gobierno aún mantiene algunas herramientas como el “dólar blend” (que sacrifica compras de reservas para ofrecer dólares en el mercado paralelo) y las intervenciones del Banco Central en el dólar financiero, lo que indica que el camino hacia una mayor liberalización del mercado cambiario será gradual.
Pasos Pendientes y Desafíos Futuros
Para concretar el nuevo acuerdo con el FMI, el Gobierno debe cerrar los detalles a nivel técnico, redactar y firmar los documentos del programa, y luego enviarlos al Congreso para su aprobación. Esto último es un requisito establecido por la ley que votó el Congreso a instancias del exministro Martín Guzmán.
Además, el directorio del FMI, con el peso del accionista mayoritario (Estados Unidos) y otros países clave, deberá dar el visto bueno final a la transferencia de los fondos.
El Gobierno necesita este nuevo acuerdo con el FMI para conseguir los dólares que le faltan para cerrar el año y hacer frente a los vencimientos de deuda, incluidos los casi USD 3.000 millones en intereses que debe pagarle al propio Fondo. Sin embargo, la liberalización del tipo de cambio también conlleva el riesgo de acelerar la inflación en un año electoral, lo que representa un delicado equilibrio a alcanzar.
En definitiva, el nuevo acuerdo con el FMI representa una oportunidad para la Argentina de avanzar hacia un esquema económico más estable y eficiente, pero también implica importantes desafíos y negociaciones complejas que el Gobierno deberá sortear en los próximos meses.
