Argentina se encuentra en una encrucijada energética. Por un lado, el Gobierno celebra los récords de producción en Vaca Muerta y las crecientes exportaciones de petróleo y gas. Por el otro, cada ola de calor amenaza con hacer colapsar la red de infraestructura eléctrica, dejando a millones de hogares y empresas sin suministro. Esta dicotomía refleja un sistema energético fragmentado y con graves deficiencias que deben abordarse urgentemente.
El Deterioro de la Red Eléctrica
El deterioro del servicio eléctrico en Argentina data de más de dos décadas. En los últimos 14 meses, la gestión de Energía ha acumulado tropiezos, desde la liberalización del precio del petróleo hasta el default de la deuda de CAMMESA con las generadoras. Como resultado, la canasta energética ha aumentado un 247% en el caso de la electricidad y un 531% en el gas natural, mientras que el nivel general de precios lo hizo en 127%.
A pesar de esta recomposición tarifaria, el servicio ha seguido empeorando. Las inversiones en transporte y distribución han sido insuficientes, con el 62% de las necesarias sin poder realizarse en los últimos seis años. Además, el 35% de las instalaciones del sistema se encuentran al final de su vida útil.
La Búsqueda de Soluciones
Ante esta crisis inminente, el Gobierno ha implementado medidas de contingencia, como poner en funcionamiento equipos viejos de generación y proponer interrupciones voluntarias a grandes industrias. Sin embargo, estas soluciones son más caras y no abordan los problemas estructurales.
Según expertos, se necesitan inversiones de al menos $25,000 millones para recuperar la calidad del sistema de transporte y distribución. El dilema radica en quién asumirá estos costos: si el Estado o los consumidores a través de tarifas más altas.
El Rol del Sector Privado
El Gobierno ha buscado transferir la responsabilidad de las inversiones al sector privado, pero con poco éxito hasta ahora. Debido al alto riesgo regulatorio, las empresas no han mostrado interés en arriesgar capital en proyectos de infraestructura eléctrica.
Además, la desregulación del mercado de generación eléctrica podría beneficiar a los grandes usuarios, pero no necesariamente a los consumidores residenciales y comerciales, que seguirían enfrentando tarifas elevadas.
Hacia un Sistema Energético Integrado
Para resolver esta crisis, se requiere un enfoque integral que equilibre el desarrollo de Vaca Muerta con la modernización y fortalecimiento de la red eléctrica. Esto implica una mayor participación del Estado en la planificación y financiamiento de las inversiones necesarias, así como una regulación que incentive la participación del sector privado de manera responsable y sostenible.
Solo a través de una estrategia energética coherente y a largo plazo, Argentina podrá aprovechar sus recursos naturales y garantizar un suministro eléctrico confiable y asequible para todos los ciudadanos.