Corre el año 2025 y, como desde hace más de un siglo, este 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, esta vez lo hacemos en medio de un clima adverso, donde los derechos conquistados parecen estar en constante peligro.
Resistir mientras esperamos la ola
Así como el ingeniero Roberto Servente sobrevivió a un accidente aéreo en Mar del Plata administrando sabiamente su energía, nosotras, las mujeres y el movimiento feminista, nos encontramos en una situación similar. Conscientes de que merecemos aquello por lo que hemos luchado, sabemos que algo se ha roto y hay fuerzas que intentan arrastrarnos a las profundidades más oscuras.
Como nos advirtiera Simone de Beauvoir, “No olvides jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”. Y es precisamente lo que estamos viviendo, un retroceso que nos obliga a ser astutos y estratégicos.
La ventana de Overton y el avance de las ideas
La teoría de la ventana de Overton nos muestra cómo las opiniones públicas sobre determinados temas no son fijas, sino que pueden cambiar con el tiempo. Lo que hoy parece impensable, mañana puede convertirse en aceptable e incluso en sensato, si se ejerce la presión suficiente.
Tomemos como ejemplo la idea de que “las mujeres no deberían votar”. Aunque suene absurdo en la actualidad, podemos ver cómo esta propuesta podría avanzar a través de las cinco etapas de la ventana de Overton: de lo impensable a lo radical, de lo radical a lo aceptable, de lo aceptable a lo sensato, de lo sensato a lo popular y, finalmente, de lo popular a lo político.
Aprender de Betty Boop
La historia de Betty Boop, la primera “flapper” que apareció en un cartoon, nos muestra cómo los avances en la igualdad de género pueden verse amenazados por crisis económicas y sociales. Después de un período de mayor libertad, la Gran Depresión trajo un resurgimiento de las ideas conservadoras, obligando a Betty a adaptarse a los nuevos tiempos.
Hoy, en medio de este retroceso, nos preguntamos qué será de ella, cuántos bancos o comerciantes querrán tenerla estampada en sus productos. Porque, como vimos con Disney, el activismo político y la perspectiva de género parecen haber perdido su magia.
Mantener la cabeza en alto y bracear con las olas
En este 8 de marzo, nuestra propuesta no es abandonar la lucha, sino reservar energías para el momento adecuado. Mantengámonos a flote, con la cabeza alta, y salgamos a bracear con las olas cuando los vientos soplen a nuestro favor, por más leves que sean. Porque, como nos enseñó mi padre, la estrategia de Servente fue administrar la energía, no claudicar ni entregarse a la muerte, pero tampoco desperdiciar sus fuerzas.
Hoy es nuestro día, un día de reflexión, conmemoración y, sobre todo, de unión. Juntas, resistiremos la marea de la desigualdad y estaremos preparadas para aprovechar las oportunidades que se presenten en el futuro.