En medio del caos y la devastación causada por el fuerte temporal que azotó Bahía Blanca en los últimos días, surgió una historia de supervivencia que conmovió a toda la comunidad. Abril, una joven estudiante de la ciudad, se vio atrapada en la tormenta mientras caminaba junto a su pareja por las calles inundadas. Lo que siguió a continuación fue una verdadera odisea que puso a prueba su fortaleza y determinación.
La Separación Inesperada
Según relata su padre, Andrés, Abril y su pareja se encontraban caminando por la calle Agustín Álvarez, cerca del Canal Maldonado, cuando la tormenta los sorprendió. “La pareja alcanzó a cruzar el canal, pero Abril no pudo hacerlo. El agua desbordó por completo y la arrastró”, explicó Andrés, visiblemente conmovido.
En ese momento dramático, Abril logró aferrarse a un caño, pero perdió una de sus zapatillas. Fue entonces cuando un vecino heroico intervino y logró rescatarla, subiéndola a la vereda. “No sé quién es ese señor, pero le estaré agradecido por siempre. Él fue el que salvó a mi hija”, expresó Andrés con profunda gratitud.
Dos Días de Angustia y Esperanza
Tras la separación, Abril quedó del otro lado del canal, mientras que su pareja fue resguardada por un vecino. Durante los siguientes dos días, Andrés y su familia vivieron una verdadera pesadilla, sin saber el paradero de Abril. “Fue una angustia terrible. No teníamos comunicación y no sabíamos nada de ella”, relató el padre.
Afortunadamente, gracias a la solidaridad de los vecinos, que se comunicaban a gritos debido a la falta de señal, lograron dar con el paradero de Abril. “El vecino que la rescató la llevó a su casa y la resguardó. Allí pudo estar a salvo hasta que pudimos ir a buscarla”, explicó Andrés, visiblemente aliviado.
La Reunión Emocionante y la Lección Aprendida
Cuando finalmente Abril pudo reencontrarse con su familia, su padre relató que la joven se encontraba “llorando angustiada” al ver que su hogar había quedado inundado. Sin embargo, Andrés le hizo saber que lo material no importaba, sino que lo más valioso era tenerla de vuelta sana y salva.
“Lloraba angustiada. Le dije que lo material es duro perderlo, pero para mí la vida de mi hija es lo más importante. Que se pierda todo, no me importa, le dije a mi hija. A mí me interesaba que mi hija estuviera bien, nada más.”
La historia de Abril es un claro ejemplo de la resiliencia y el espíritu de supervivencia que pueden surgir en medio de una crisis. Su odisea nos recuerda que lo más importante es preservar la vida y que, incluso en los momentos más difíciles, la solidaridad y el apoyo de la comunidad pueden hacer la diferencia.