Francisco es más que Bergoglio, pero es imposible entender a Francisco sin entender a Bergoglio. El jesuita italiano Antonio Spadaro destaca que el actual pontífice llega al Vaticano con una formación latinoamericana que marca profundamente su magisterio. Bergoglio vivió casi toda su vida en Argentina, lo que le permitió estar más cercano a las corrientes de pensamiento latinoamericanas y a las preocupaciones de los pueblos de su región, en lugar de las tendencias europeístas.
Según el historiador Gianni La Bella, Francisco ha construido un discurso profundamente relacionado con las realidades sociales y políticas de América Latina, producto de su experiencia personal y de su contexto geográfico. La opción preferencial por los pobres, uno de los pilares de su pensamiento, forma parte de una tradición teológica y pastoral derivada de su formación con teóricos latinoamericanos como Rodolfo Kusch, Amelia Podetti o Alberto Methol Ferré.
Un Pontífice Latinoamericanista
Desde su llegada al pontificado, Francisco ha expresado su opción por los pobres mediante su crítica al neoliberalismo, especialmente en América Latina, donde este modelo económico ha tenido un impacto devastador en los sectores más vulnerables. En sus discursos, ha denunciado a un sistema económico que no solo genera desigualdad, sino que también destruye la vida humana y natural.
Otro elemento clave del pensamiento de Francisco para la región es su compromiso con la democracia y la justicia. Ha enfatizado la necesidad de fortalecer la democracia en América Latina para que no se reduzca a un simple sistema electoral, sino que se convierta en un espacio real de participación, inclusión y justicia social.
Hacia una “Patria Grande”
Francisco también ha demostrado un profundo interés por los procesos de integración regional, convirtiéndose en un pontífice con una mirada renovada hacia la unidad del continente. Ha destacado la importancia de continuar el legado de los “padres fundadores” de la región, como Simón Bolívar y José de San Martín, y ha planteado la necesidad de forjar una “Patria Grande” en el presente.
Además de producir pensamiento, Francisco también ha producido hechos concretos en pos de ese ethos latinoamericanista. Su participación clave en el deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 2014 y su intervención en el diálogo entre el Gobierno colombiano y la guerrilla FARC que derivó en el acuerdo de paz de 2016 son ejemplos de su compromiso con la región.
En resumen, Francisco no solo es el primer papa de la región, sino quizás la figura que desde más alta posición mundial ha promovido la Patria Grande que soñaron los próceres a través de un pensamiento que trasciende las fronteras nacionales y que invita a todos los pueblos de América Latina a caminar juntos hacia un futuro más justo y solidario.