En medio de un panorama político convulso, Patricia Bullrich ha sabido navegar con destreza las aguas turbulentas del gobierno de Javier Milei. Conocida por su estilo confrontativo y su obsesión por el control de las calles, la exministra de Seguridad de Macri se ha convertido en una figura inevitable dentro del engranaje libertario.
Tras una traición inicial a Mauricio Macri, Bullrich logró un pacto bilateral con Milei y se aseguró un lugar en el gabinete como ministra de Seguridad. Esta jugada le ha permitido consolidar su posición y convertirse en una de las figuras más taquilleras del nuevo gobierno, incluso superando en algunas encuestas al propio presidente.
Bullrich, la garante del orden
Bullrich ha hecho de la erradicación de los piquetes una cruzada personal, convirtiéndola en un logro propio. El control de la calle se ha convertido en una verdadera obsesión para la ministra, quien se ha posicionado como la garante de que no haya cortes de calle en el país.
Esta estrategia le ha valido el respaldo de Milei, quien la ha apoyado en todo momento. Sin embargo, la sombra de la duda sobre una posible traición futura siempre la acompaña, debido a su histórica tendencia a tener lealtades lábiles
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Bullrich, ¿candidata en ciernes?
Aunque Bullrich se resiste a la idea de ser candidata, su nombre ha aparecido en el menú de postulantes para las próximas elecciones. Dice que el Congreso la aburre y que quiere acción, pero también entiende que, para ser jefa de Gobierno -su sueño antes de la fallida aventura presidencial de 2023-, competir en CABA en las elecciones de este año sería una escala necesaria.
Sin embargo, Karina Milei también tiene puesta la mirada en la Ciudad de Buenos Aires, lo que ha generado una tensión dentro del ecosistema libertario. Además, se rumora que Santiago Caputo, asesor cercano a Milei, podría estar impulsando una postulación de Bullrich para sacarla del área de Seguridad y colocar a un hombre de su confianza.
Desafíos y respaldos
Tras los incidentes del 12 de marzo en el Congreso, Bullrich tuvo que poner en análisis sus decisiones, ya que fue la responsable directa de los errores del operativo. Sin embargo, Milei la respaldó en todo momento, y la ministra recibió varios gestos de apoyo del presidente.
Ahora, Bullrich se enfrenta a un nuevo desafío: la movilización del 24 de marzo, que se anticipa masiva y presenta dificultades para aplicar el protocolo antipiquetes. Será una prueba más para la ministra, quien ha demostrado ser una figura clave en el nuevo gobierno y busca consolidar su espacio en el triángulo de poder de La Libertad Avanza.