Después de un año de pruebas exhaustivas, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina se prepara para implementar una actualización fundamental en la forma de medir la inflación. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) se renovará por completo, reemplazando la estructura de consumos que data de 2004/2005 por una nueva canasta basada en la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHO) de 2017/2018.
Esta transformación es más que un simple “F5” técnico. Refleja los cambios drásticos en los hábitos de consumo de los argentinos en los últimos 15 años. La nueva canasta dará mayor peso a los servicios, como telefonía, internet y plataformas de streaming, mientras que los alimentos, especialmente la carne roja, perderán ponderación. Esto se debe a que los argentinos ahora consumen más pollo y cerdo, y gastan más en electricidad por el aumento de electrodomésticos en los hogares.
Según estimaciones de expertos, la implementación de esta nueva metodología podría aumentar la inflación anual reportada por el INDEC en hasta 16 puntos porcentuales. Esto se debe a que el IPC actual no refleja adecuadamente el impacto de los fuertes aumentos en servicios públicos regulados y no regulados, que han tenido un mayor impacto en el bolsillo de los consumidores.
Implicaciones para Salarios y Políticas Económicas
La actualización del IPC tiene importantes repercusiones en la negociación de paritarias y en la evaluación de las políticas económicas. Vectorial, una consultora, estimó que con la nueva canasta, los salarios del sector privado formal habrían quedado 5,4 puntos porcentuales por debajo de la inflación en 2024, en lugar de 0,6 puntos por encima como se reportó con el IPC actual. En el sector público, la pérdida de poder adquisitivo hubiera sido aún mayor, llegando a 20,4 puntos porcentuales en lugar de 15,3.
Estas diferencias ponen de manifiesto la importancia de contar con estadísticas públicas confiables y actualizadas. La metodología utilizada para medir la inflación es clave para negociar salarios y diseñar políticas económicas efectivas. Ante la demora en la implementación de la nueva canasta, se estima que la inflación acumulada durante la gestión de Javier Milei llegaría a 204,5%, en lugar del 186% reportado por el IPC oficial.
Desafíos y Próximos Pasos
Si bien el trabajo técnico del INDEC está prácticamente finalizado, la implementación de la nueva canasta del IPC enfrenta aún algunos desafíos. Queda por definir si las ponderaciones se ajustarán por el precio del momento en que comienza la medición o si se utilizarán las ponderaciones del momento en que se realizó la encuesta de gastos.
Según fuentes cercanas al proceso, el INDEC espera poder lanzar el nuevo IPC en los próximos meses, una vez que se completen las pruebas técnicas y las programaciones necesarias. Este cambio es también un requerimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco del nuevo acuerdo que el Gobierno argentino está negociando.
La actualización del IPC llega en un momento oportuno, cuando la inflación de alimentos está dando señales de desaceleración, mientras que la de servicios regulados se ha moderado luego de la fuerte escalada de 2024. Con la nueva canasta, se espera que las mediciones del INDEC y de la Ciudad de Buenos Aires se alineen más, brindando una imagen más precisa de la evolución de los precios en el país.
En resumen, la transformación del IPC en Argentina representa un hito importante en la búsqueda de estadísticas públicas más confiables y robustas. Esta actualización permitirá una mejor comprensión de la dinámica inflacionaria, lo que a su vez facilitará la negociación de salarios y el diseño de políticas económicas más efectivas para abordar este desafío estructural.