Laura Azcurra revela detalles de su historia de amor que desafía los mandatos tradicionales. Lejos de la exposición pública, ella ha encontrado una forma de relacionarse que le brinda refugio y liviandad. “Mi pareja es un refugio, como una vacación, un cambio de paradigma”, explica la actriz.
Azcurra creció con una generación de mandatos heteronormativos sobre la familia, tener hijos y convivir. Si bien probó y cumplió algunos de esos mandatos, ahora le interesa vincularse desde un lugar amoroso y liviano. “Buscar el lugar para encontrarnos es algo muy positivo. Desarmar eso es un plus”, afirma.
Para ella, la intimidad puede estar preservada si es una decisión propia. “Liviano no significa que no haya responsabilidad afectiva”, aclara. “Es de saber que, parte del cuidarse y querer crecer con el otro puede incluir no convivir”.
Azcurra reconoce que, en tiempos de poliamor y matches de Tinder, hay un “vacío muy grande” en cuanto a formas de relacionarse que prioricen el cuidado y la lucidez. “Transitando las conversaciones incómodas, buscando un equilibrio”, es cómo ella y su pareja trabajan el amor.
Maternidad Abierta a Nuevas Posibilidades
Respecto a la posibilidad de maternar nuevamente, Azcurra se muestra abierta. “Biológicamente ya supe lo que es la experiencia, pero estoy abierta”, dice. “Hay muchas posibilidades de dar amor. Esa puerta está abierta y eso me tranquiliza”.
Para ella, hay “millones de formas de maternar” y no se limita a la gestación biológica. “Quizás en unos años tenga ganas de hacerlo. Hay mucha gente que tiene ganas de recibir amor”, reflexiona.
Crianza Consciente y Feminismo Integral
En la crianza de su hijo Marco, Azcurra busca fomentar valores de cuidado, respeto y libertad. “Termino el colegio, pero sigue viendo a sus amigos. Los veo con la hermosura de la libertad de amar a la persona que les interesa sin importar el género”, cuenta.
Para ella, el feminismo es “para las mujeres y los varones. Para todos”. Reconoce que “hay mujeres muy machistas” y que “todas las personas somos víctimas de los lineamientos del patriarcado”.
Azcurra busca herramientas para que la balanza esté más equilibrada, incluyendo la educación sexual integral que le brindó a su hijo. “Nada se tiene que dar por sentado. La comunicación nos invita a saber cómo se siente el otro y cómo estamos nosotros mismos”, enfatiza.
