Más allá de su rol como futuros herederos al trono británico, la faceta cotidiana de Kate Middleton y el Príncipe William como padres es un tema que cada vez más cautiva a los seguidores de la Familia Real. Lejos de la imagen formal y distante que a menudo se asocia a la realeza, la pareja ha buscado mostrar una cara más humana y cercana a través de sus métodos de crianza innovadores.
El “Sillón de Charla”: Una Técnica Efectiva y Reflexiva
Según revelan fuentes cercanas, uno de los “castigos” que los Príncipes de Gales suelen aplicar es la curiosa técnica del “sillón de charla”. Cuando alguno de sus hijos se porta mal, William y Kate los envían a reflexionar en un sofá, pero no los dejan aislados. Posteriormente, se acercan para hablar con calma sobre el comportamiento inadecuado, escuchando atentamente a los niños y siendo firmes en sus correcciones.
Palabras Clave y Pausas para Calmar las Rabietas
Además, Kate Middleton ha desarrollado técnicas propias para manejar los momentos difíciles. Utiliza palabras clave con sus hijos o les da “golpecitos en la cabeza y pausas para las rabietas”, buscando expresar con suavidad cómo cree que se sienten los pequeños. La Princesa no teme, sin embargo, retar a sus hijos en público cuando es necesario, pidiendo silencio con un firme “shh”.
Crianza Colaborativa y Ejemplo a Seguir
Es importante destacar que la educación de los Príncipes George, Charlotte y Louis no recae únicamente en William y Kate. La madre de la Princesa, Carole Middleton, y la famosa niñera María Teresa Turrión, también aportan sus conocimientos en crianza para que los mini royals se comporten de la mejor manera posible.
Asimismo, los Duques de Cambridge predican con el ejemplo, evitando los gritos en casa y resolviendo las peleas entre sus hijos de manera calmada y reflexiva. Según las fuentes, “el niño travieso debe salir fuera de la habitación para evitar cualquier tipo de pelea. Se corta por lo sano para que ellos hablen con calma sobre lo ocurrido”.
En resumen, el enfoque de crianza de Kate Middleton y el Príncipe William se caracteriza por la paciencia, la firmeza y la búsqueda de soluciones constructivas, alejándose de los castigos tradicionales y acercándose más a sus hijos. Un ejemplo inspirador de cómo la realeza también puede adaptarse a las necesidades de la familia moderna.
