La Pesadilla Automovilística de Los Ángeles: Una Mirada Cinematográfica a la Decadencia del Transporte Público

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Los Ángeles, la ciudad del glamour y las estrellas de cine, también es conocida por su dependencia del automóvil y sus interminables atascos. Pero, ¿cómo llegó a convertirse en esta distopía automovilística? El cine nos ofrece una ventana única para entender este proceso, mostrando cómo la ciudad pasó de tener un sistema de transporte público de primer nivel a la pesadilla que conocemos hoy.

El Ocaso de los Tranvías de Los Ángeles

En la primera mitad del siglo XX, Los Ángeles contaba con una extensa red de tranvías y trenes interurbanos que la convirtieron en un modelo de movilidad pública. Sin embargo, esta realidad se vio amenazada por una conspiración que buscaba imponer el dominio del automóvil.

La película ¿Quién engañó a Roger Rabbit? retrata esta trama, donde el villano, el Juez Doom, es un accionista que busca desmantelar el sistema de tranvías para obligar a la población a utilizar las nuevas autopistas que su empresa está construyendo. Esta subtrama se inspira en hechos reales, como la adquisición de los sistemas de transporte público de más de 25 ciudades por parte de National City Lines, una empresa con inversores como General Motors y Firestone, que se beneficiarían del declive del transporte guiado.

Pero la caída de los tranvías no se debió únicamente a esta conspiración. El desarrollo suburbano de Los Ángeles, impulsado por empresarios como Henry Huntington, también jugó un papel clave. Al crear urbanizaciones alejadas del centro y conectarlas con las líneas de tranvía, se sentaron las bases para un modelo de movilidad basado en el automóvil.

La Ciudad Esclava del Automóvil

Tras décadas de desinversión en el transporte público y la priorización de la construcción de autopistas, Los Ángeles se ha convertido en una ciudad dominada por el automóvil. Esto se refleja en numerosas películas, como Crash, donde se muestra la desolación de caminar por la ciudad de noche, o Collateral, que retrata una Los Ángeles fría y oscura, apenas iluminada por las luces de neón.

Incluso en películas como Nightcrawler, Fuego contra fuego y Drive, el automóvil se convierte en un elemento fundamental para la movilidad de los personajes, mientras que Under the Silver Lake y Virgen a los 40 muestran cómo moverse sin coche es visto como algo extraño o incluso ridículo.

Como señala el director Thom Anderson, “las mejores películas sobre Los Ángeles tratan, al menos en parte, sobre los medios de transporte. Ir de un lugar a otro no es algo que uno pueda dar por sentado”.

Lecciones para el Futuro

La transformación de Los Ángeles en una distopía automovilística nos deja importantes lecciones sobre la importancia de integrar las políticas de movilidad y de uso del suelo. Un modelo de desarrollo disperso y suburbano, como el que se impuso en la ciudad, tiende a generar problemas de movilidad que terminan por asfixiar a la población.

El cine nos muestra que recuperar un sistema de transporte público eficiente y accesible es fundamental para mejorar la calidad de vida en las grandes ciudades. Solo así podremos evitar que Los Ángeles se convierta en la pesadilla que tantas películas han retratado.

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