Axel Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, se ha embarcado en una estrategia audaz para consolidar su poder político dentro del peronismo. Sin la posibilidad de ser candidato en estas elecciones, Kicillof ha resuelto aprovechar el proceso electoral para afirmar su liderazgo y tomar decisiones como jefe político de su distrito.
La clave de su plan es el desdoblamiento electoral, es decir, la realización de los comicios provinciales y municipales en una fecha diferente a los nacionales. Esta iniciativa, sin embargo, ha generado una fuerte oposición de Cristina Kirchner y Sergio Massa, quienes prefieren mantener las elecciones concurrentes.
La confrontación entre Kicillof y el sector cristinista se ha intensificado en las últimas semanas. Según fuentes cercanas al gobernador, la presentación de un proyecto para convocar a elecciones concurrentes por parte de la senadora Teresa García y la massista Sofía Vannelli fue interpretada como una “declaración de guerra”.
Kicillof había accedido a negociar una estrategia electoral integral, pero la iniciativa de concurrencia se presentó sin previo aviso, en un aparente intento por dinamitar un eventual acuerdo. Esto ha generado una ruptura en la relación entre el gobernador y Cristina Kirchner, quienes no han hablado en meses.
En medio de esta disputa, Kicillof ha buscado ampliar su base de apoyo, recibiendo a Juan Grabois y a la plana mayor de su fuerza, Argentina Humana. Si bien esta reunión no implica un respaldo directo al gobernador, Grabois ha anticipado que no tratará a Kicillof como un “traidor” si avanza con el desdoblamiento, a diferencia de lo que podría hacer La Cámpora.
Otro escenario posible es que, ante el riesgo de una división que pueda provocar una derrota electoral, haya un acuerdo entre las partes. Esto implicaría consensuar un mecanismo para la definición de las candidaturas, donde la posición de Cristina Kirchner será clave.
En resumen, la batalla interna del peronismo en la provincia de Buenos Aires se ha intensificado, y el desenlace de esta disputa tendrá un impacto significativo en la dinámica política del país. Kicillof busca afirmar su autoridad, pero deberá navegar con cautela para evitar una ruptura que pueda perjudicar a todo el espacio político.
