Conocida por sus elegantes apariciones y entrevistas a estrellas de Hollywood, Barbie Simons sorprendió recientemente a sus seguidores al compartir una conmovedora y sincera publicación en sus redes sociales. Lejos de las luces y cámaras, la periodista reveló que atraviesa un momento personal sumamente difícil, al tener que enfrentar la enfermedad terminal de su compañera de vida, su perrita Myla.
Barbie abrió su corazón y expresó: Estoy acostumbrada a sonreír para la cámara, a entretener, a hacer entrevistas, a compartir cosas lindas. Pero la verdad es que no siempre todo es tan perfecto como parece. Hace un tiempo vengo atravesando algo muy difícil para mí: Myla, mi compañera de vida, está transitando una enfermedad terminal.
Aprendiendo a Vivir con el Dolor
A través de sus redes sociales, Barbie compartió su angustia y el profundo dolor que le genera saber que su amada mascota se está despidiendo. Mientras la sigo acompañando con todo mi amor, mi tiempo y mi dedicación, también voy aprendiendo a vivir con este dolor tan profundo, el de saber que se está yendo. Es un duelo en vida.
A pesar de mantener su trabajo y su sonrisa frente a las cámaras, Barbie reconoce que por dentro se quiebra constantemente al enfrentar esta dura realidad. Y aunque por fuera siga haciendo mi trabajo, sonriendo, yendo, viniendo o generando contenido, por dentro muchas veces me quiebro.
Myla, la Maestra de Vida
Myla, la perrita maltesa que llegó a la vida de Barbie hace 12 años, se ha convertido en su mayor apoyo y enseñanza durante este difícil proceso. Ella me sigue enseñando todos los días. A no bajar los brazos, a estar presente, a valorar lo simple.
A pesar del dolor, Barbie agradece a sus seguidores por acompañarla y recordarle que detrás de las apariencias a veces se esconde una realidad más compleja. Solo quería compartir esto con ustedes. Porque a veces está bueno recordar que no todo lo que vemos es la realidad completa. Gracias por estar, por acompañar, por bancar sin saberlo.
La historia de Barbie Simons y su perrita Myla es un recordatorio de que incluso las personas que parecen tenerlo todo también enfrentan momentos de profunda adversidad. Su valentía al compartir su dolor nos inspira a ser más empáticos y a valorar cada momento con nuestros seres queridos, humanos o no.