Julieta Ortega e Iván Noble fueron una de las parejas más icónicas del espectáculo argentino en los años 2000. Su historia de amor, marcada por altos y bajos, cautivó a los medios y al público. Sin embargo, lo que realmente destaca en su relación es cómo han logrado mantener una conexión inquebrantable incluso después de su separación, priorizando siempre el bienestar de su hijo Benito.
Ortega y Noble se conocieron en una fiesta en 2001, cuando él tenía 33 años y ella 29. Tras seis meses de noviazgo, se casaron en una íntima ceremonia en José Ignacio, Uruguay. En 2005, nació Benito, el único hijo que tuvieron juntos. Pero en 2009, cuando el niño tenía 3 años, decidieron separarse, aunque siempre mantuvieron una excelente relación.
“Yo no concibo la vida de otra manera. La gente hace desastres a veces, se llevan sus hijos por delante, lo vemos todo el tiempo. Yo me casé con una persona, y sabía que las relaciones de pareja son algo muy frágil, el ‘para siempre’ no lo tenemos asegurado, no lo sabemos.”
– Julieta Ortega
Una Separación Ejemplar
A pesar de que su relación amorosa llegó a su fin, Ortega y Noble han logrado mantener una dinámica familiar envidiable. “Tenemos un grupo de WhatsApp entre los tres. Hay todo tipo de cosas que hablar cuando tenés un hijo. Me parece que si la relación de pareja no funcionó, no se puede nunca llevar puesta la salud mental de tus hijos”, explica Julieta.
Incluso después de la separación, la familia se ha mantenido unida. “Iván estuvo siempre. Yo me separé en octubre y en diciembre mi mamá lo invitó para la fiesta de Año Nuevo. Fue una separación muy atípica”, recuerda Ortega.
Una Amistad Inquebrantable
Lejos de distanciarse, Julieta y Iván han logrado forjar una amistad sólida y duradera. “Sí, a pesar de que ahora mi hijo es un adulto, hablamos casi diariamente con su papá. Tenemos un grupo de WhatsApp entre los tres. Hay todo tipo de cosas que hablar cuando tenés un hijo”, afirma Ortega.
Esta conexión se extiende más allá de la relación de pareja, abarcando a toda la familia. “El papá de mi hijo quiere a mi familia, quiere a mis padres, cada tanto mi mamá lo invita a un asado, es gente que uno sigue queriendo”, explica Julieta.
Un Ejemplo Inspirador
La historia de Julieta Ortega e Iván Noble demuestra que, incluso cuando una relación amorosa llega a su fin, es posible mantener una conexión familiar sólida y saludable. Su enfoque en el bienestar de su hijo y su capacidad para priorizar la amistad por encima de los desacuerdos, los convierten en un ejemplo inspirador para otras parejas que atraviesan situaciones similares.
Más allá de los altibajos, Ortega y Noble han logrado preservar una relación ejemplar, demostrando que el amor y el respeto pueden trascender los límites de una pareja y convertirse en una unión familiar inquebrantable.