María Teresa de Filippis nació en Nápoles en 1926, en una época en la que las mujeres eran prácticamente invisibles en el mundo del automovilismo. Sin embargo, ella estaba decidida a demostrar que podía ser tan rápida y talentosa como cualquier hombre en la pista.
Todo comenzó como un reto de sus hermanos, quienes le dijeron que nunca sería lo suficientemente veloz. De Filippis les respondió con determinación, subiendo a un Fiat 500 y comenzando a competir en carreras de montaña. Su talento y pasión por la velocidad pronto la llevaron a los circuitos, donde pilotó Maserati y Ferrari, hasta que en 1958 hizo historia al convertirse en la primera mujer en debutar en la Fórmula 1.
Rompiendo Barreras en un Mundo Dominado por Hombres
Su debut en la Fórmula 1 tuvo lugar en el exigente circuito de Spa-Francorchamps, uno de los más veloces y peligrosos del mundo. De Filippis terminó décima entre 20 pilotos, dejando atrás a leyendas como Stirling Moss, Peter Collins y Luigi Musso. Sin embargo, su mayor desafío no fue la velocidad, sino el entorno hostil que enfrentaba como mujer en un mundo dominado por hombres.
“Lo más difícil no fue correr. Fue que me dejaran correr”
, recordaba De Filippis. En el Gran Premio de Francia de ese mismo año, le prohibieron participar, con el director de carrera diciéndole: “El único casco que una mujer debería usar es el de peluquería”
.
Respeto y Apoyo de sus Rivales
A pesar de los obstáculos, De Filippis siempre destacó que sus rivales la trataron con respeto. “Era un deporte muy masculino, pero todos me daban consejos, me ayudaban y era una más”
, recordaba.
En total, De Filippis compitió en cinco Grandes Premios entre 1958 y 1959, sin lograr victorias ni podios, pero dejando una huella imborrable en la historia de la Fórmula 1.
El Legado de una Pionera
Después de De Filippis, otras pocas mujeres como Lella Lombardi, Divina Galica, Desiré Wilson y Giovanna Amati intentaron seguir sus pasos, pero sin lograr clasificar para largar una carrera. La última vez que una mujer compitió en la Fórmula 1 fue en 1976, con Lombardi.
Hoy, programas como la F1 Academy buscan impulsar el desarrollo de pilotas femeninas, pero el apoyo sigue siendo limitado. De Filippis murió en 2016 a los 89 años, dejando un legado que sigue inspirando a las mujeres que sueñan con competir en la máxima categoría del automovilismo.
“En pista, no importa si sos hombre o mujer. Importa cómo manejás”
, decía De Filippis, y ella lo demostró con creces, convirtiéndose en una pionera que abrió camino para las futuras generaciones.