Los embotellamientos en la Panamericana se han convertido en una pesadilla recurrente para miles de personas que dependen de esta arteria vial para llegar a sus destinos. Pero detrás de este caos se esconde una compleja trama de factores interconectados que exigen soluciones innovadoras y a largo plazo.
Radiografía de un Problema Crónico
Los datos revelan que estamos ante niveles récord de circulación en las autopistas del área metropolitana de Buenos Aires. Según las cifras de AUSA, en enero de 2025 se registraron 11,1 millones de vehículos transitando por estas vías, un 25% más que en enero de 2014.
Pero este aumento no se debe a una simple expansión de la infraestructura vial, sino a un fenómeno conocido como demanda inducida. Cuando se mejoran las autopistas o se agiliza el cobro de peajes, la consecuencia natural es que más personas opten por mudarse a zonas cada vez más alejadas, confiados en poder llegar rápidamente al centro. Sin embargo, esta mejora inicial es inevitablemente temporal, ya que a medida que aumenta el número de vehículos, los embotellamientos vuelven a aparecer.
Si bien los reclamos de ensanche de la Panamericana nunca pasan de moda, los lectores de tu newsletter ya deben saber a esta altura que aumentar la capacidad de la infraestructura vial baja el costo del transporte, lo cual termina atrayendo más demanda y por ende más congestión, en un ciclo sin fin.
– Florencia Rodríguez Touron, especialista en movilidad urbana.
Más Allá de la Infraestructura: Factores Clave
Detrás de este problema se esconde un encadenamiento de factores que han ido moldeando el desarrollo urbano y los patrones de movilidad en el Gran Buenos Aires. La construcción del Acceso Norte en los años 70 facilitó el surgimiento de barrios cerrados y countries cada vez más alejados del centro, lo que a su vez generó un aumento exponencial en el uso del automóvil.
Además, la caída en el uso del transporte público durante la pandemia, sumada a un deterioro en la calidad del servicio, ha contribuido a que más personas opten por el vehículo particular, incluso para viajes que antes se realizaban en colectivo o tren.
Soluciones Integrales: Más Allá del Asfalto
Ante este panorama, las soluciones no pueden limitarse a ampliar la infraestructura vial, pues esto solo generaría un ciclo sin fin de congestión. En su lugar, se requiere un enfoque integral que combine:
Mejoras en el Transporte Público
La clave está en hacer más eficiente el uso de la infraestructura existente, por ejemplo, a través de carriles exclusivos para el transporte público. Esto no solo agilizaría los viajes en colectivo, sino que también incentivaría a las personas a dejar sus autos en casa.
Políticas de Movilidad Innovadoras
Además de las mejoras en el transporte público, se deben implementar políticas que desincentiven el uso del automóvil, como aumentar los peajes en horarios pico o restringir el estacionamiento. Pero estas medidas deben ir acompañadas de alternativas atractivas para que los conductores opten por dejar sus vehículos.
Planificación Urbana Sostenible
Finalmente, es crucial abordar el modelo de desarrollo urbano que ha privilegiado el crecimiento en extensión y la dispersión de la población. Una planificación más integrada que acerque los centros de empleo, comercio y servicios a las zonas residenciales, junto con una mejor conectividad del transporte público, pueden ayudar a reducir la dependencia del automóvil.
La solución nunca es individual. Se requiere una perspectiva sistémica, metropolitana, que anude al planeamiento urbano con la política de transporte y que jerarquice la movilidad compartida. Una respuesta tan compleja como indispensable.
– Florencia Rodríguez Touron, especialista en movilidad urbana.
Desenredar el caos de la Panamericana exige un abordaje integral que involucre a diferentes niveles de gobierno, expertos en movilidad y planificación urbana. Solo así podremos revertir los embotellamientos crónicos y ofrecer a los habitantes del Gran Buenos Aires una alternativa de transporte más eficiente, sostenible y equitativa.
