José Mujica, el expresidente uruguayo conocido como “El Pepe”, se encuentra en la recta final de su vida. A sus 90 años, y tras ser diagnosticado con un cáncer de esófago, Mujica se ha refugiado en su hogar para recibir tratamiento y recuperarse. Sin embargo, su espíritu combativo y su compromiso con la política no lo han abandonado.
Mujica, quien fuera líder del Movimiento de Participación Popular (MPP) y figura clave del Frente Amplio, sabe que su tiempo se acaba. Pero en lugar de retirarse en silencio, ha decidido emprender una última jugada política: asegurar que sus ideas y formas de hacer política perduren más allá de su partida.
Dejando la Casa en Orden
A finales de agosto, el MPP convocó a una conferencia de prensa para anunciar la incorporación de Blanca Rodríguez, una reconocida periodista, al partido. Mujica, que se encontraba internado en ese momento, hizo un esfuerzo por estar presente.
“La política no es un negocio, la política es una pasión que se tiene o no se tiene”, dijo Mujica con voz frágil pero firme. “Acá no venimos por ganar, acá venimos porque estamos convencidos. Soy consciente de que pertenezco a una generación que se está yendo, pertenezco al adiós y el adiós debe velar por lo que viene, porque la lucha continúa y tiene que sobrevivir”.
Esta es la última jugada de Mujica: dejar la casa en orden, anticiparse al futuro y asegurarse de que, con o sin él, las ideas y las formas a las que dedicó su vida permanecerán. Sabe que su partida es inminente, pero quiere garantizar que el legado de su generación siga adelante.
Conectando con la Gente
A lo largo de su carrera política, Mujica se ha destacado por su capacidad de conectar con la gente más allá de los límites partidarios. Su estilo de vida austero, su rechazo al protocolo y su discurso directo y apasionado lo han convertido en una figura respetada y admirada por amplios sectores de la sociedad uruguaya.
Incluso durante su gobierno, entre 2010 y 2015, Mujica mantuvo este vínculo con la ciudadanía. Si bien su gestión tuvo aciertos y errores, su capacidad de hablarle a los “otros”, a quienes no pertenecen al mundo de la izquierda, lo convirtió en un referente ético y moral para muchos uruguayos.
“Mujica conecta con buena parte de la sociedad, conecta con mucha más gente de la que lo vota, y esa es una diferencia importante que marca, es un referente en términos éticos, morales o al menos de discusión pública”, explica el politólogo Mauro Casas.
Asegurando el Futuro
Ahora, en sus últimos días, Mujica se ha propuesto asegurar que ese vínculo con la gente y esa forma de hacer política perduren más allá de su partida. Su presencia en la campaña del Frente Amplio, a pesar de su delicado estado de salud, es una muestra de su compromiso con la continuidad de su legado.
Al incorporar a Blanca Rodríguez al MPP, Mujica está garantizando que sus ideas y su forma de hacer política tengan un canal de expresión y difusión en el futuro. Sabe que su generación se está yendo, pero quiere asegurarse de que la lucha continúe.
En sus últimas apariciones públicas, Mujica ha sido claro: “Cuando mis brazos se vayan, habrá miles de brazos sustituyendo la lucha”. Su última jugada es asegurar que así sea, dejando la casa en orden para que sus ideales y su forma de hacer política sobrevivan más allá de su partida.