En un momento en que la geopolítica vuelve a ocupar un lugar central en los análisis sobre la política mundial, la noción de Estado revisionista cobra una relevancia renovada. Estos Estados se caracterizan por una profunda insatisfacción con el orden internacional vigente y la distribución de poder prevaleciente, lo que los lleva a adoptar posturas agresivas y extremas con el objetivo de desbaratar y, de ser posible, sustituir las reglas, principios e instituciones existentes a nivel global.
En este contexto, el gobierno de Javier Milei en Argentina parece encarnar un proyecto de revisionismo periférico, que busca reconfigurar fundamentalmente la posición del país en el sistema internacional. Siguiendo la clasificación propuesta por la profesora Erin K. Jenne, este revisionismo se manifiesta de manera más sistémica que lateral, al menos por ahora.
Revisionismo Sistémico y Búsqueda de Beneficios Tangibles
Según Jenne, el revisionismo sistémico se caracteriza por el retiro de organizaciones y regímenes internacionales, con el propósito de alterar las instituciones mundiales y rechazar la autoridad de organismos supranacionales. En este sentido, el gobierno de Milei ha sido audaz y ambicioso en su intención de alinearse estrechamente con Washington, buscando obtener apoyos financieros y beneficios materiales que sostengan su propuesta libertaria a nivel interno.
Esta estrategia de plegamiento (bandwagoning) a una potencia revisionista, como lo es el segundo mandato de Donald Trump, se aleja de la tradicional búsqueda de seguridad y se enfoca más en la expectativa de ganancias tangibles, tal como señalaba el profesor Randall L. Schweller. Los Estados periféricos, como Argentina, buscan más “profit” que “security”, y si eso lo ofrece mejor un poder revisionista, entonces el alineamiento se produce con ese “proveedor” más favorable.
Contradicciones y Alcances del Revisionismo Periférico
En este sentido, resulta fundamental estudiar más profundamente las relaciones exteriores de Argentina bajo el gobierno de Milei, entendiendo sus pilares, discerniendo sus lógicas, detectando sus contradicciones y ponderando sus logros y alcances. ¿Hasta qué punto este revisionismo periférico logrará reconfigurar la posición del país en el sistema internacional? ¿Cuáles serán las implicaciones a largo plazo de esta búsqueda de beneficios tangibles a costa de la seguridad y la estabilidad regional?
Estas son algunas de las preguntas clave que deben guiar el análisis de este nuevo paradigma de política exterior que parece emerger en Argentina, con profundas implicaciones tanto a nivel doméstico como en el escenario geopolítico global.