El peronismo se encuentra en una encrucijada crucial. Tras años de dominar el panorama político argentino, el movimiento enfrenta una crisis de identidad que amenaza su posición como fuerza dominante. La respuesta del gobierno actual, caracterizada por una audacia excesiva y una falta de humildad, contrasta con la parálisis y la obsesión por la unidad que parecen dominar al peronismo opositor.
La polarización que impregna el debate público ha llevado a que el gobierno busque referentes en la sociedad civil que no encuentra en la política, donde la iniciativa y la visión de futuro parecen ser monopolio del oficialismo. Mientras tanto, el peronismo opositor se aferra a ortodoxias que ya ni siquiera la propia Cristina Kirchner considera valiosas, dejando de lado la difícil tarea de construir un futuro.
La Necesidad de Reinventarse
Para mantener su relevancia, el peronismo debe repensar sus fundamentos narrativos y flexibilizarse en cuestiones clave, como el tamaño del Estado, la relación entre la gestión y las organizaciones sociales, entre otras. Cristina Kirchner ha señalado problemas en algunas políticas de sustitución de importaciones, poniendo la competitividad en el centro y reivindicando la inversión extranjera. Sin embargo, esto corre el riesgo de ser fútil si no se acompaña de cambios concretos en la política y en la elección de los intérpretes de estas ideas.
La falta de ideas e intérpretes en el peronismo se suma a lo que Ofelia Fernández llama “el fetiche agobiante y paralizante de la unidad”. Cada vez más voces consideran que la nueva mayoría social del peronismo debería construirse alrededor de una nueva idea, no de una fuerza política mayoritaria, aunque eso lleve más tiempo.
Hacia un Futuro Incierto
El peronismo se encuentra en una encrucijada: reinventarse o perecer. Frente a un gobierno audaz pero carente de humildad, el peronismo opositor parece más preocupado por no alienar a ningún seguidor que por la difícil tarea de construir un futuro. Si no logra renovar su propuesta política y adaptarse a un escenario cambiante, el peronismo corre el riesgo de perder su posición dominante en el panorama político argentino.