El Plan de Inteligencia Nacional: Un Paraguas Ambiguo para la Vigilancia
Según la investigación de Hugo Alconada Mon, el Plan de Inteligencia Nacional (PIN) es un documento secreto de 170 páginas que establece los intereses estratégicos de la nación. Sin embargo, su redacción ambigua permite que periodistas, opositores, economistas e incluso movimientos sociales vulnerables puedan ser considerados sujetos de vigilancia y tareas de inteligencia.
Alconada Mon señala que el gobierno busca “demoler la credibilidad” de quienes cuestionan su narrativa, ya que el plan parece tener como objetivo el “control del relato” y silenciar a aquellos que “siembran dudas” en la opinión pública. Esto entra en contradicción con el discurso público del gobierno de “terminar el Estado”, cuando en realidad la Secretaría de Inteligencia (SIDE) ha visto aumentar su presupuesto y fondos reservados.
Un Ataque Coordinado a la Prensa
Tras la publicación de los artículos de Alconada Mon, el periodista sufrió un ataque virtual coordinado que incluyó intentos de hackeo, registro en sitios web de contenido pornográfico y operaciones financieras, con el objetivo de desprestigiarlo y amedrentar a otros periodistas que cuestionan al gobierno.
Otros casos similares, como el ingreso a los despachos de Encuentro Federal y el Comité Nacional del Radicalismo, evidencian un patrón inquietante de acoso a figuras opositoras y medios de comunicación. Alconada Mon advierte que este tipo de acciones buscan el “silencio de aquellos que están más solos” y tienen un “efecto aleccionador” sobre el resto de la prensa.
Más allá de su situación personal, Alconada Mon se muestra preocupado por lo que podría suceder cuando el “destino no le sonría tanto” al gobierno, y cómo esto podría intensificar los ataques a la libertad de prensa y la democracia.
La Concentración de Poder y la Amenaza a la Transparencia
Otro aspecto preocupante es la creciente concentración de poder en manos de Santiago Caputo, quien controla organismos clave como la ex AFIP, la Unidad de Antilavado y la propia Secretaría de Inteligencia. Este cúmulo de información y recursos en un solo individuo representa un riesgo para la transparencia y el equilibrio de poderes.
En resumen, el Plan de Inteligencia Nacional y los ataques coordinados a periodistas críticos revelan una estrategia del gobierno para controlar el relato público y silenciar voces disidentes. Esto pone en jaque la libertad de prensa y la salud de la democracia, y exige una vigilancia constante por parte de la sociedad civil y las instituciones.
