Argentina tenía un sistema sanitario que, a pesar de persistentes desigualdades, era un ejemplo en la región y reconocido a nivel global por su desarrollo en recursos humanos, capacidad científica y orientación hacia el cuidado de los sectores más vulnerables. Sin embargo, desde 2024, este entramado de políticas públicas, instituciones y vínculos comunitarios enfrenta un proyecto explícito de desmantelamiento.
La Medida del Desastre
A partir de 2024, se implementaron medidas de ajuste fiscal que incluyeron una reducción del 27% del gasto estatal y el despido de más de 30.000 empleados públicos. En el área de salud, esto se tradujo en la eliminación o desfinanciamiento de programas clave, como el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) y el Instituto Nacional del Cáncer (INC). Además, se registraron interrupciones en la entrega de tratamientos esenciales y faltantes generalizados de insumos básicos en hospitales públicos.
El Hospital Garrahan, principal centro pediátrico de alta complejidad, se vio especialmente afectado, con un déficit operativo de $31.000 millones en 2023 y la renuncia de más de 200 profesionales entre 2023 y 2025. Esto resultó en guardias hiper exigidas e imposibilidad de cubrir adecuadamente los turnos, lo que afectó la atención médica y aumentó el riesgo de errores.
Cortar por los Más Débiles
Estas medidas no afectan a toda la población por igual. Su impacto se vuelve particularmente agudo en los grupos que ya enfrentaban barreras estructurales para el acceso a la salud, como adolescentes, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas o de alto costo. La suspensión de programas clave, la reducción del vademécum gratuito y la interrupción de tratamientos aumentan los obstáculos geográficos y económicos que enfrentan estos sectores vulnerables.
“La mitad de los pacientes con cáncer del país se atienden acá. Hay 30 mil internaciones al año. No dimensionan que no hay otra institución pública o privada que pueda reemplazar al Garrahan. Me da escalofríos…”
Guadalupe Pérez, Jefa de Infectología del Hospital Garrahan
Adiós a la Equidad
La fragmentación del sistema de salud y la falta de mecanismos de articulación y compensación entre jurisdicciones han profundizado las desigualdades regionales. El gasto en salud per cápita en las cuatro provincias que más invierten cuadruplica al de las que menos lo hacen, y el 72% de los profesionales de la salud se concentra en solo 4 de las 24 jurisdicciones del país.
Estas inequidades tienen consecuencias dramáticas: la mortalidad materna en Santiago del Estero es casi siete veces mayor que en la Ciudad de Buenos Aires, y la tasa de fecundidad adolescente en Misiones es ocho veces más alta que en CABA.
Justo y Necesario
Sostener un sistema de salud público, universal y gratuito no es solo una cuestión técnica o administrativa, sino una decisión política y ética. Un sistema público sólido es condición necesaria para reducir las brechas en salud y garantizar el acceso equitativo a la atención, desde la prevención hasta los cuidados paliativos.
La equidad no puede alcanzarse sin un actor estatal capaz de planificar, regular y proveer servicios. Allí donde los sistemas públicos se debilitan, las desigualdades se profundizan: quienes pueden pagar acceden, quienes no, quedan excluidos.
Aislados del Mundo
La decisión del gobierno argentino de retirarse de la Organización Mundial de la Salud (OMS) implica la desvinculación de uno de los principales espacios de coordinación sanitaria internacional, en un contexto donde los desafíos en salud pública trascienden las fronteras nacionales.
Esta medida debilita la capacidad del sistema de salud público para responder a emergencias, adquirir insumos estratégicos o actualizar protocolos, y reduce las posibilidades de anticipación y coordinación frente a amenazas sanitarias compartidas.
La participación en la OMS no se reduce a recibir recomendaciones técnicas. Se trata de un espacio de construcción política y científica colectiva, donde los países inciden en la elaboración de lineamientos globales a través de procesos de deliberación y consenso. Renunciar a este espacio implica perder voz, representación e incidencia internacional.
Hasta Aquí Llegamos
En nombre del equilibrio fiscal y la eficiencia económica, se desmontaron programas sanitarios, se interrumpieron tratamientos y se dejaron vacantes sin cubrir. Mientras, hay personas que mueren, no por falta de tecnología ni por desconocimiento, sino porque se optó por una disposición sacrificial frente al dios mercado.
Lo que está en disputa no son tecnicismos presupuestarios, sino una frontera política y ética: decisiones que configuran el tipo de sociedad que queremos habitar. Una sociedad más o menos comprometida con la equidad, más o menos permeada por lógicas que exigen sacrificios humanos en nombre de indicadores macroeconómicos.
La salud —como la vida— no se sostiene en soledad. Hoy, el Estado que debería cuidarnos, nos expulsa. Aquel que debería garantizar derechos, los convierte en bienes escasos.
Al hospital Garrahan no van solo las familias más humildes. Si tu hijo/a tiene una enfermedad rara también es tratado en este hospital de referencia. No crean que por tener prepaga no podrían necesitarlo alguna vez.
— Carolina 💚 (@CaroBucco) May 27, 2025
Guadalupe Pérez, Jefa de Infectología del Hospital Garrahan:
“La mitad de los pacientes con cáncer del país se atienden acá. Hay 30 mil internaciones al año. No dimensionan que no hay otra institución pública o privada que pueda reemplazar al Garrahan. Me da escalofríos… pic.twitter.com/okNBEnJ2eC
— Eva TV (@evaenvivo) May 28, 2025