Argentina tenía un sistema de salud público que, a pesar de persistentes desigualdades, era un ejemplo en la región y reconocido a nivel global por su desarrollo en recursos humanos, capacidad científica y orientación hacia el cuidado de los sectores más vulnerables. Sin embargo, desde 2024, este entramado de políticas públicas, instituciones y vínculos comunitarios enfrenta un proyecto explícito de desmantelamiento.
Recortes y Consecuencias Devastadoras
A partir de 2024, se implementaron medidas de ajuste fiscal que incluyeron una reducción del 27% del gasto estatal y el despido de más de 30.000 empleados públicos. En el área de salud, esto se tradujo en la eliminación o desfinanciamiento de programas clave, como el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) y el Instituto Nacional del Cáncer (INC).
Según datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), diversos organismos e instituciones sanitarias redujeron de manera significativa la ejecución de su presupuesto en 2024, afectando gravemente su capacidad de funcionamiento. Además, el Ministerio de Salud de la Nación contaba con un 16% menos de personal, lo que forzó a algunos servicios a suspender sus actividades por falta de recursos humanos.
Guadalupe Pérez, Jefa de Infectología del Hospital Garrahan: “La mitad de los pacientes con cáncer del país se atienden acá. Hay 30 mil internaciones al año. No dimensionan que no hay otra institución pública o privada que pueda reemplazar al Garrahan. Me da escalofríos…”
Impacto Desigual y Abandono de los Más Vulnerables
Estas medidas no afectan a toda la población por igual. Su impacto se vuelve particularmente agudo en los grupos que ya enfrentaban barreras estructurales para el acceso a la salud, como adolescentes, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas o de alto costo.
La suspensión del Plan ENIA y los recortes en programas de salud sexual implican menos acceso a información, métodos anticonceptivos y espacios de consejería, con el consecuente aumento del riesgo de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. En los adultos mayores, la reducción del vademécum gratuito y el incremento del gasto de bolsillo afectan la continuidad de tratamientos crónicos, especialmente entre quienes perciben jubilaciones mínimas.
Las poblaciones vulnerables, sin cobertura formal o en territorios rurales y periurbanos, sufren con mayor intensidad el achicamiento de operativos territoriales, el cierre de centros de salud y la judicialización del acceso a medicamentos, sumando nuevos obstáculos geográficos y económicos a los que ya se enfrentaban.
La Eterna Tensión entre Unitarios y Federales
La distribución desigual de recursos y la construcción de equidad entre las distintas regiones del país sigue siendo un desafío. El gasto en salud per cápita en las cuatro provincias que más invierten cuadruplica al de las que menos lo hacen, y el 72% de los profesionales de la salud se concentra en solo 4 de las 24 jurisdicciones.
Estas inequidades tienen consecuencias dramáticas: la mortalidad materna en Santiago del Estero es casi siete veces mayor que en la Ciudad de Buenos Aires, y la tasa de fecundidad adolescente en Misiones es ocho veces más alta que en CABA.
Solo con un Ministerio de Salud fuerte se puede soñar con la equidad. La gobernanza en salud juega un papel esencial, implicando la creación de políticas públicas adecuadas y la capacidad de generar acuerdos efectivos entre las distintas jurisdicciones para implementar programas y distribuir recursos de manera justa.
Aislados del Mundo y Abandonados a la Lógica del Mercado
La decisión del gobierno argentino de retirarse de la Organización Mundial de la Salud (OMS) constituye un cambio de rumbo con consecuencias significativas. Esta medida implica la desvinculación de uno de los principales espacios de coordinación sanitaria internacional, debilitando la capacidad del sistema de salud público para responder a emergencias, adquirir insumos estratégicos o actualizar protocolos.
La participación en la OMS no se reduce a recibir recomendaciones técnicas. Se trata de un espacio de construcción política y científica colectiva, donde los países inciden en la elaboración de lineamientos globales a través de procesos de deliberación y consenso. Renunciar a este espacio implica perder voz, representación e incidencia internacional.
En nombre del equilibrio fiscal y la eficiencia económica, se desmontaron programas sanitarios, se interrumpieron tratamientos y se eliminaron instancias de cuidado. Mientras, hay personas que mueren, no por falta de tecnología ni por desconocimiento, sino porque se optó por una disposición sacrificial frente al dios mercado.
Lo que está en disputa no son tecnicismos presupuestarios, sino una frontera política y ética: decisiones que configuran el tipo de sociedad que queremos habitar, más o menos comprometida con la equidad y la protección de todas las vidas.
Al hospital Garrahan no van solo las familias más humildes. Si tu hijo/a tiene una enfermedad rara también es tratado en este hospital de referencia. No crean que por tener prepaga no podrían necesitarlo alguna vez.
— Carolina 💚 (@CaroBucco) May 27, 2025
Guadalupe Pérez, Jefa de Infectología del Hospital Garrahan:
“La mitad de los pacientes con cáncer del país se atienden acá. Hay 30 mil internaciones al año. No dimensionan que no hay otra institución pública o privada que pueda reemplazar al Garrahan. Me da escalofríos… pic.twitter.com/okNBEnJ2eC
— Eva TV (@evaenvivo) May 28, 2025