En un mundo que a menudo descuida a los más vulnerables, el cuidado se vuelve un acto revolucionario. Esta es la realidad que enfrentan muchas adolescentes en Argentina, quienes a edades tempranas se ven obligadas a asumir responsabilidades de cuidado que deberían corresponder a los adultos.
Valeria, Luciana, Blanca y Guadalupe son solo algunas de las jóvenes madres que han compartido sus historias de vida para dar rostro a las estadísticas. Ellas nos muestran cómo la maternidad a temprana edad les ha arrebatado una infancia plena, obligándolas a cargar con preocupaciones y tareas que deberían corresponder a los adultos.
Valeria, de 14 años, perdió a su hermana pequeña y poco después quedó embarazada. Luciana, de 14 años, se fue de su casa por conflictos familiares y a los 15 años ya era madre soltera. Blanca y Guadalupe, de 16 y 19 años respectivamente, son compañeras de escuela y madres, llevando a sus bebés a clases mientras intentan terminar sus estudios.
Estas historias revelan una realidad cruda: siete de cada diez adolescentes en Argentina se ocupan de tareas domésticas y de cuidados en sus hogares, según el Perfil de País 2024 de ONU Mujeres. Para muchas, esto significa renunciar a jugar, estudiar o simplemente vivir una infancia plena.
La Escuela como Refugio
Pero en medio de esta adversidad, la escuela se ha convertido en un refugio para estas jóvenes madres. Allí encuentran apoyo, comprensión y hasta ayuda práctica, como cuando sus profesores las reemplazan para acunar y mecer a sus bebés durante las pruebas.
Blanca y Guadalupe, por ejemplo, son compañeras de escuela y madres. Cuando les falta dinero para comprar pañales, sus maestros las ayudan. La escuela se ha convertido en un espacio que aloja sus vidas, no solo sus trayectorias educativas.
Anabel Fernández Prieto, Oficial de Programas de UNFPA Argentina, explica: “La escuela es casi la única institución que logra que ellas sostengan su trayectoria educativa. Es el lugar donde hay un vínculo diario y cercano”.
Más allá de los Estereotipos
Estas historias desafían los estereotipos sobre la maternidad adolescente. La maternidad es un territorio en disputa, entre el deseo y la obligación, el amor y la frustración. Ser madre a los 14 o 16 años no es lo mismo que serlo a los 30, y las jóvenes de Salta enfrentan realidades muy diferentes a las de las madres urbanas.
Pero hay algo que une a estas jóvenes: la fortaleza y la resiliencia con la que enfrentan sus desafíos. Valeria, Luciana, Blanca y Guadalupe nos muestran que, incluso en las circunstancias más adversas, el cuidado puede ser un acto de amor y supervivencia.
Hacia una Sociedad más Justa
Las historias de estas adolescentes nos interpelan a repensar cómo cuidamos a quienes cuidan. ¿Dónde están los apoyos institucionales y comunitarios que deberían acompañar a estas jóvenes madres? ¿Cómo podemos transformar una realidad que les arrebata la infancia?
Escuchar estas voces es el primer paso para construir una sociedad más justa, donde el cuidado sea un derecho y no una carga que recae sobre los más vulnerables. Solo así podremos garantizar que todas las infancias, sin excepción, puedan florecer.
