La noticia de la condena de Cristina Fernández de Kirchner, la figura política más importante de la oposición en Argentina, ha sacudido el panorama político del país. Más allá de los detalles legales, este hecho refleja una crisis profunda que atraviesa al peronismo, el movimiento político que ha dominado la escena nacional durante décadas.
Desde la recuperación democrática en 1983, el peronismo ha visto cómo dos de sus expresidentes, Carlos Menem y ahora Cristina Fernández de Kirchner, han terminado presos. Este movimiento, que supo consolidar proyectos políticos de distinto signo, desde la derecha liberal de Menem hasta el progresismo de Kirchner, se encuentra hoy fragmentado y debilitado.
La Caída de un Liderazgo Poderoso
La condena de Cristina Fernández de Kirchner llega en un momento de profunda debilidad para el peronismo. La expresidenta, que encarnaba un liderazgo popular y beligerante, se ha quedado huérfana de sectores del Estado que alguna vez la protegieron. La polarización y la incapacidad de gobernar la economía le han hecho perder apoyos y votos, desmantelando la base sociológica que había reconfigurado el kirchnerismo.
Ahora, Cristina se encuentra fuera de juego, sin poder competir por la presidencia. Su condena es una demostración de debilidad y de interrupción de un liderazgo que tenía problemas con las instituciones que alguna vez ayudó a construir, y con un electorado popular que ha buscado otras opciones políticas.
La Emergencia de Nuevos Actores
En este contexto, la figura de Javier Milei, el economista libertario, se perfila como un gran competidor del peronismo. Milei ha introducido reformas que lo mantienen en un lugar importante de aprobación social, y su discurso ha logrado calar en sectores del electorado que se sienten desencantados con el peronismo.
Además, el macrismo y otros actores políticos y empresariales han promovido la condena de Cristina, buscando dañar y sacar de juego a la principal figura opositora. Esto ha abierto la puerta a que fuerzas de derecha y Milei amplifiquen su poder, comiéndose parte del voto peronista.
La Fragmentación del “Pueblo” Peronista
Pero el desafío del peronismo va más allá de la figura de Cristina Fernández de Kirchner. La categoría de “pueblo” que el peronismo dice representar se ha resquebrajado, fragmentándose en mil pedazos con distintos deseos, trayectorias y formas de participación política.
La dirigencia peronista lo sabe: Milei es un gran competidor que ha logrado conectar con sectores del electorado que se sienten abandonados por el peronismo. Y el voto popular sigue siendo una orientación inapelable, colocando a toda la dirigencia ante la pregunta de qué hacer para recuperar la confianza de esos votantes.
Un Futuro Incierto para el Peronismo
La condena de Cristina Fernández de Kirchner puede reorganizar el poder peronista bonaerense y darle cierto aire, pero no resuelve la trabazón de su figura y de sus posturas para propiciar la reunificación familiar del peronismo. Solo una crisis provocada por el gobierno de Milei o una significativa participación social que reclame por Cristina pueden empujar el acercamiento de ciertos dirigentes y el armado de una fuerza con capacidades de disputa.
De lo contrario, los dirigentes provinciales deberán fundar otros liderazgos, acercarse a otras fuerzas o continuar una trayectoria dictada por los intereses locales. En un momento de gran ajuste fiscal, el peronismo no ha logrado volverse una opción mayoritaria nacional, y enfrenta el desafío de recuperar la confianza de un electorado que se ha volcado hacia nuevas alternativas políticas.
