En un mundo que a menudo descuida a los más vulnerables, el cuidado se vuelve un acto revolucionario. Esta es la realidad que enfrentan algunas adolescentes en Argentina, quienes a una edad temprana se ven obligadas a asumir responsabilidades de cuidado que deberían corresponder a los adultos.
Valeria, de 16 años, es una de ellas. Además de asistir a la escuela, se encarga de alimentar a las mascotas de su casa, vender comida en la plaza, cuidar a los niños del barrio y atender a su propio hijo de 2 años, a quien tuvo cuando tenía 14. Su historia es una muestra de cómo la maternidad puede llegar a las jóvenes incluso antes de que puedan disfrutar plenamente de su infancia.
Cuando la Maternidad Llega Demasiado Pronto
La maternidad adolescente es un fenómeno complejo que revela las desigualdades y los estereotipos que pesan sobre las jóvenes. Luciana, de 17 años, tuvo que dejar la escuela técnica cuando quedó embarazada a los 13, y ahora vive con su hijo en una precaria vivienda, ayudando a la dueña a cambio de un techo. Mientras tanto, Blanca y Guadalupe, de 16 y 19 años respectivamente, han logrado continuar sus estudios secundarios, con el apoyo de una escuela que acoge sus vidas y no solo sus trayectorias educativas.
Estas historias forman parte de un estudio realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Argentina, que indaga sobre las responsabilidades domésticas y de cuidado que asumen de manera precoz las adolescentes, incluso cuando ellas mismas aún necesitan ser cuidadas.
La Escuela como Refugio
En medio de esta realidad, la escuela se convierte en un espacio vital para estas jóvenes madres. Allí encuentran apoyo, comprensión y recursos que les permiten sostener sus estudios y criar a sus hijos. Los docentes las ayudan con tareas como cuidar a los bebés durante las pruebas, y les brindan abrigo y contención.
Anabel Fernández Prieto, Oficial de Programas de UNFPA, señala que la escuela es “casi la única institución que tracciona para que ellas sostengan su trayectoria educativa”. Es el lugar donde hay un vínculo diario y cercano, y donde lo humano no se relativiza, sino que existe.
Cuidar y Ser Cuidado
El cuidado es un acto fundamental que demuestra la interdependencia que todos tenemos a lo largo de la vida. Sin embargo, cuando son las jóvenes quienes asumen estas responsabilidades, se pone en riesgo su propio desarrollo y bienestar. ¿Cómo estudiar y jugar cuando hay que hacerse cargo de un hermano o un hijo? ¿Cómo vivir una infancia plena cuando se cargan con preocupaciones y responsabilidades de adultos?
Estas historias nos recuerdan que el cuidado no es solo un acto de amor, sino también un trabajo que debe ser reconocido y apoyado por la sociedad. Mientras algunas adolescentes se convierten en cuidadoras, es crucial que ellas también reciban el cuidado y el acompañamiento que necesitan para construir un futuro más justo y equitativo.
