En una acción sin precedentes, Israel lanzó un ataque masivo y directo contra Irán en la madrugada del viernes 13 de junio. Según fuentes oficiales de ambos países y reportes internacionales, el operativo incluyó ataques de precisión contra instalaciones nucleares, defensas antiaéreas, bases de misiles balísticos y asesinatos selectivos de altos mandos militares y científicos nucleares iraníes.
El saldo para Irán es severo. Se registraron daños significativos en sitios de enriquecimiento de uranio, complejos militares y en la estructura de comando, incluyendo la muerte del comandante de la Guardia Revolucionaria, el jefe del Estado Mayor y el responsable del programa de misiles. Además, se confirmaron al menos 78 muertos y más de 300 heridos, con la posibilidad de víctimas civiles.
Una nueva humillación para Irán
El ataque representa una nueva humillación para el aparato de seguridad iraní, que evidencia niveles de penetración excepcionales por parte de Israel. Diversos reportes indican que Israel logró desplegar sistemas guiados y utilizar drones explosivos desde dentro del propio territorio iraní.
Tras décadas de fomentar actores militares regionales afines, Irán se encuentra hoy sin alianzas capaces de amenazar militarmente a Israel en sus fronteras. Hezbollah en Líbano, Al Assad en Siria y Hamas en Gaza han sido severamente debilitados por las ofensivas israelíes.
El programa nuclear iraní en la encrucijada
El ataque debe analizarse en el contexto del programa nuclear iraní. Tras el abandono del acuerdo nuclear por parte de Estados Unidos en 2018, Irán reactivó su enriquecimiento de uranio. Tanto la inteligencia israelí como la Agencia Internacional de Energía Atómica coinciden en que Irán podría fabricar al menos nueve armas nucleares en breve.
Para Israel, un Irán nuclear constituye una línea roja innegociable. La acción militar responde a los principios estratégicos de la doctrina militar israelí, basada en mantener una superioridad regional absoluta a través de capacidad ofensiva preventiva y superioridad tecnológica.
¿Hacia una escalada regional?
Si bien el ataque israelí parece haber sido un éxito táctico, la dispersión y el nivel de seguridad de los sitios nucleares iraníes genera dudas sobre la posibilidad de desmantelar completamente su programa. El Líder Supremo iraní ha prometido un “castigo severo” como represalia, y el canciller iraní ha denunciado el acto ante la ONU, reafirmando la disposición de Irán a defenderse.
La probabilidad de represalias es casi segura, aunque permanece incierto si derivarán en una guerra total o en un intercambio limitado que permita mantener canales de negociación abiertos. El riesgo de una escalada, incluso convencional, podría desbordar los cálculos de los sistemas de inteligencia más sofisticados.
En un momento en que Irán se encuentra en su mayor debilidad estratégica reciente, la proliferación nuclear emerge como un mecanismo disuasorio plausible. Sin embargo, impedir que Irán adquiera armas nucleares es un objetivo existencial para Israel, lo que aumenta el riesgo de un conflicto abierto en la región.
