En un mundo cada vez más inestable, la Argentina se enfrenta a múltiples desafíos. Desde la creciente tensión geopolítica a nivel global hasta la polarización política interna, el país navega aguas turbulentas. En este contexto, la condena a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se convierte en un nuevo obstáculo para la gobernabilidad.
El mundo actual se caracteriza por la ausencia de hegemonías claras y la proliferación de conflictos descontrolados. Desde la guerra entre India y Pakistán hasta la invasión rusa de Ucrania, seis de las nueve potencias nucleares se encuentran directamente involucradas en enfrentamientos armados. En este escenario, Argentina, sin aspiraciones militares, debe minimizar amenazas y aprovechar la falta de liderazgos dominantes para diversificar sus relaciones internacionales.
La Condena a Cristina Fernández de Kirchner: Un Problema Multidimensional
La condena a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner representa un desafío de tres dimensiones para el gobierno de Javier Milei:
1. Presiones del Círculo Rojo: La decisión judicial no formaba parte de la agenda del oficialismo, que consideraba la polarización con el peronismo liderado por Cristina como un activo electoral. Ahora, el gobierno se ve obligado a amoldarse a las presiones del establishment económico, que teme un regreso del kirchnerismo.
2. Sorpresa y Desconfianza: La sorpresiva condena revela que el gobierno sigue siendo un actor outsider, sin capacidad de anticipar y moldear decisiones clave. Esto alimenta la desconfianza del establishment sobre la sostenibilidad política y económica del proyecto de Milei.
3. Riesgo de Inestabilidad: La condena podría desencadenar una crisis de gobernabilidad, con la movilización del peronismo y la posible falta de apoyo del macrismo y el radicalismo para sostener el veto presidencial a un proyecto de ley sobre jubilaciones. Esto pondría en jaque la recuperación económica y financiera del país.
Cristina Fernández de Kirchner: ¿Último Dique de Contención Institucional?
Algunos analistas consideran que Cristina Fernández de Kirchner era el último dique de contención institucional para su electorado. Su llamado al orden en momentos de frustración, tanto durante el gobierno de Macri como tras el intento de asesinato, tuvo un peso importante. Sin embargo, la negativa a otorgarle la prisión domiciliaria podría desencadenar una movilización masiva que el gobierno no esté preparado para contener.
En un mundo cada vez más inestable y una Argentina polarizada, la condena a Cristina Fernández de Kirchner se convierte en un desafío multifacético para la gobernabilidad del país. El manejo de esta situación será clave para determinar el futuro político y económico de la nación.
