El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha anunciado una serie de medidas que reconfiguran el esquema monetario y cambiario del país. Estas iniciativas buscan fortalecer las reservas internacionales, un objetivo clave que el Gobierno había evitado reconocer hasta ahora.
Una de las medidas más destacadas es la eliminación de las Letras de Liquidez (LELIQs), que eran el principal instrumento de política monetaria basado en tasas de interés. En su lugar, el BCRA se enfocará en regular más directamente la cantidad de dinero en circulación, un enfoque que se conoce como “política monetaria basada en agregados”.
De la Danza de las Tasas al Control de los Agregados
Tradicionalmente, los bancos centrales han utilizado la tasa de interés de referencia como herramienta principal para implementar la política monetaria. Al ajustar esta tasa, se busca influir en toda la estructura de tasas de la economía, desde los créditos hasta los rendimientos de los títulos públicos.
Sin embargo, manejar los agregados monetarios (como la base monetaria, M1, M2 y M3) se ha vuelto una tarea cada vez más compleja e impredecible. Esto se debe a la gran cantidad de factores que afectan la oferta y demanda de dinero, lo que haría que las tasas de interés a corto plazo se volvieran demasiado volátiles.
Según el presidente del Banco Central de Canadá, Charles Bouey, “nosotros no abandonamos los agregados monetarios, los agregados nos abandonaron a nosotros”. Esta frase resume la dificultad que enfrentan los bancos centrales al intentar controlar directamente la cantidad de dinero.
El Nuevo Enfoque del BCRA
Con la eliminación de las LELIQs, el BCRA busca pasar a un esquema en el que se fortalezca el control de los agregados monetarios. La idea es no emitir pesos a menos que el tipo de cambio toque el piso de la banda cambiaria.
Sin embargo, el Gobierno se reserva la posibilidad de intervenir en el mercado secundario de ciertos instrumentos, como las Letras de Capitalización (LECAPs) emitidas por el Tesoro, para estabilizar las tasas de interés en caso de movimientos bruscos.
Queda por ver si este nuevo enfoque basado en el control de la cantidad de dinero podrá sostenerse en el tiempo, o si el BCRA tendrá que volver a recurrir a la política monetaria tradicional basada en tasas de interés.
Implicaciones y Desafíos
El cambio de estrategia del BCRA plantea varios interrogantes:
- ¿Dejará el Banco Central que las tasas de interés a muy corto plazo suban si los bancos necesitan liquidez? O, por el contrario, ¿las dejará caer si la liquidez abunda?
- ¿Podrá el Gobierno mantener realmente fijos los agregados monetarios? Esto dependerá de su capacidad para controlar la creación de dinero por parte del sector privado.
En definitiva, el éxito de esta nueva política monetaria basada en el control de la cantidad de dinero dependerá de la habilidad del BCRA para navegar la compleja dinámica de los agregados monetarios y evitar que las tasas de interés se vuelvan demasiado volátiles.