La condena a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) parecía haber desatado una crisis interna en el peronismo, pero la masiva movilización en Plaza de Mayo demostró la sorprendente capacidad de este movimiento político para unirse y adaptarse a los desafíos.
Inicialmente, se barajó la posibilidad de que oradores como Máximo Kirchner, Sergio Massa y un sindicalista tomaran la palabra en el acto. Sin embargo, esta idea fue descartada, evitando así generar divisiones y tensiones dentro del espacio. En su lugar, la voz de CFK, primero grabada y luego telefónica, resolvió el dilema y demoró la disputa latente en el peronismo.
La marcha puso en evidencia la vitalidad del peronismo para movilizarse, incluso sin el involucramiento de sectores clásicos como la CGT. Además, se observó una división entre la “plaza del sistema”, con las organizaciones, partidos y gremios, y una “plaza silvestre” de autoconvocados que parecen tener a CFK como único nexo. Esta dualidad plantea interrogantes sobre quién interpela y ordena a los sectores más desarticulados.
Superada la principal amenaza de la prisión domiciliaria, el peronismo ahora debe enfrentar el desafío de contener a la plaza, no solo por figuras como Guillermo Moreno y Juan Grabois, sino también por la convivencia con gobernadores y la relación entre Axel Kicillof y el mundo CFK.
En resumen, la movilización en Plaza de Mayo demostró la capacidad del peronismo para adaptarse y fortalecerse, incluso en tiempos de adversidad. Lejos de fragmentarse, el movimiento logró unirse en torno a la figura de CFK, dejando atrás las disputas internas y preparándose para los próximos desafíos electorales.
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— I b á ñ e z (@ibanezsoy) June 18, 2025