8.5 C
Buenos Aires
miércoles, julio 9, 2025

Cuando el Fracaso Impulsa el Optimismo: Una Mirada Introspectiva sobre la Argentina

Must read

Soy un cobarde, lo admito. Huí de mi fracaso, de nuestro fracaso. Llevo más de 12 años sin vivir en mi supuesto país, la Argentina, ni en mi innegable ciudad, Buenos Aires. Pero hoy, junto con la alegría de este reencuentro, me duele volver a un país donde quince millones de personas eligieron a un gritón desquiciado, un ventajero, el seguidor de un perro muerto, un sujeto tan desagradable y tan primario, para que los mandara.

Sin embargo, pese a todo, nos quedan cosas. Nos queda, entre otras, esta universidad. En medio del desastre, la Universidad de Buenos Aires no ha caído. Hace poco más de 50 años, cuando entré en ella, estaba intervenida por un gobierno militar y tenía unos 100,000 estudiantes; ahora, con muchos problemas, bajo fuego, se gobierna a sí misma y tiene unos 300,000. Y sigue siendo, mientras tanto, y pese a todos los esfuerzos del régimen del odio, la única universidad latinoamericana incluida entre las 100 mejores del mundo. Y sigue siendo, antes que nada, pese a todo, una institución pública y gratuita. Y sigue siendo un espacio de producción y reproducción de todo tipo de saberes. Pero, sobre todo, sigue siendo un recordatorio de lo que tratamos de ser y, quizás, alguna vez seremos.

Aprendiendo a Ser Optimista en Tiempos de Fracaso

En el Colegio Nacional, donde estudié entre 1969 y 1973, aprendí que intentar era mejor que no intentar, pensar mejor que no pensar, querer mejor que no querer, coger mejor que no coger, y que tener la ilusión de que podías cambiar el mundo era tanto mejor que no tenerla. Aprendí que el poder del poder estaba ahí para que hubiera a qué oponerse, y que saber, en general, era un embole y un orgullo.

Hoy, pese a todo, me niego a rendirme. Porque huir es una tontería, la cobardía es una necedad, la rendición es claramente boba. Y en el colegio aprendí que no había que ser nada de eso, hacer nada de eso. A veces, por supuesto, me olvido; otras veces, como hoy, los veo a ustedes aquí delante y lo recuerdo con una intensidad que me sorprende. Vale la pena. Está claro que vale la pena.

La Argentina Fracasada y la Esperanza de la UBA

La Argentina se ha vuelto un país reaccionario: uno donde cada gobierno hace tantos desastres que el siguiente asume para reaccionar contra ellos, deshacerlos. El problema empieza cuando se les acaba la reacción: cuando empiezan a aplicar sus propias recetas preparan, con sus desastres, la reacción siguiente. Un país sin proyecto, hecho a manotazos, deshecho a manotazos, un país calesita.

Pero, pese a todo, nos queda la Universidad de Buenos Aires. Sigue siendo, antes que nada, pese a todo, una institución pública y gratuita. Y sigue siendo un espacio de producción y reproducción de todo tipo de saberes. Sigue siendo un recordatorio de lo que tratamos de ser y, quizás, alguna vez seremos.

Soy un cobarde, sí, pero trato de disimularlo. Porque huir es una tontería, la cobardía es una necedad, la rendición es claramente boba. Y en el colegio aprendí que no había que ser nada de eso, hacer nada de eso. Vale la pena. Está claro que vale la pena.

Conclusión: Optimismo en Medio del Fracaso

Esta vez fracasamos, pero eso no justifica que dejemos de intentarlo. Y que nos apoyemos, para eso, en las escasas bases que quedan de cuando lo intentábamos más en serio. En esto, como en casi todo, conviene ser optimistas. Total, la historia en sus grandes rasgos nos sostiene y además, dentro de unas décadas, cuando nos reclamen, tendremos una gran excusa para no contestar. Pero, mientras tanto, la vida habrá sido mucho más interesante.

More articles

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Latest article