La administración de Donald Trump y el gobierno de Javier Milei comparten un objetivo común: conseguir dólares a toda costa, incluso si eso implica socavar la transparencia financiera y las instituciones que la resguardan. Ambos líderes reaccionarios, impulsados por una urgente necesidad de fondos para hacer frente a sus abultadas deudas, están dispuestos a desmantelar los mecanismos de control y supervisión que limitan la evasión fiscal y el lavado de activos.
Trump, en su afán por mantener los recortes de impuestos a las corporaciones, está decidido a convertir a Estados Unidos en la mayor guarida fiscal de la historia, aprovechando su posición dominante en el Financial Secrecy Index. Por su parte, Milei apunta sus cañones a las instancias de control como la ARCA, la Aduana y los organismos anticorrupción, con el objetivo de consolidar las guaridas fiscales extranjeras y los circuitos domésticos de lavado de activos.
La Urgencia por Dólares y la Erosión de la Transparencia
La voracidad por dólares de Trump y Milei los ha llevado a emprender una cruzada contra los mecanismos de transparencia financiera. Trump, en su primera presidencia, ya había dado muestras de su disposición a favorecer a los fondos buitre y a los especuladores financieros, desviando fondos del FMI y el Banco Mundial para pagar deuda en lugar de invertir en el desarrollo.
Ahora, Milei sigue los mismos pasos, logrando un nuevo préstamo del FMI de 20.000 millones de dólares, que en gran medida servirá para cumplir con los pagos de deuda, en lugar de destinarse a programas de desarrollo. Pero la estrategia va más allá: el “Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos” de Milei busca eliminar controles y registros que exigía la Unidad de Información Financiera (UIF), el organismo encargado de monitorear las transacciones y detectar actividades financieras ilícitas.
La Autopista de los Dólares Opacos
Bajo el pretexto de “reparar” los ahorros de los argentinos, Milei apunta a crear una vía rápida para la fuga de capitales y la evasión fiscal. Al eliminar los requisitos de registro y transparencia, está abriendo las puertas a la consolidación de las guaridas fiscales extranjeras y los circuitos de lavado de activos.
Esta estrategia no es nueva, sino que se basa en la laxitud regulatoria casi inalterada desde la dictadura militar. Ahora, Milei busca profundizar este mecanismo, subestimando los riesgos a mediano plazo de los flujos de capital anonimizados, que facilitan la cadena de valor del narcotráfico, la corrupción y el financiamiento del terrorismo.
Criptoevasores y la Destrucción Creativa del Estado
Pero la agenda de Milei y Trump va más allá. Ambos líderes han mostrado un entusiasmo desmedido por las criptomonedas, viendo en ellas una oportunidad para evadir los controles y la transparencia financiera. Trump, incluso, llegó a colocar a un gestor de criptoactivos al frente de la SEC, la agencia encargada de regular los mercados financieros.
La destrucción creativa de los aparatos de Estado es evidente en la cruzada de Milei por institucionalizar la evasión fiscal y reemplazar al dólar con criptomonedas desvinculadas de la economía real. Este affaire de $LIBRA, una estafa que involucra al presidente argentino, es solo un ejemplo de cómo la agenda libertaria amenaza con socavar la transparencia financiera y favorecer los circuitos criminales.
Un Futuro Incierto y Peligroso
La batalla por los dólares que libran Trump y Milei pone en riesgo la estabilidad económica y la lucha contra la corrupción. Al desmantelar los mecanismos de control y supervisión financiera, están abriendo la puerta a una era de opacidad y desregulación, en la que los especuladores y los actores criminales podrían prosperar a costa del bienestar de la sociedad.
El futuro que se avecina es incierto y peligroso. Pero una cosa es clara: la transparencia financiera y la rendición de cuentas deben ser defendidas a toda costa, para evitar que la revolución libertaria se convierta en una victoria del diablo.
