Beatriz Sarlo, la influyente crítica literaria argentina, se convirtió en una figura emblemática de la escena cultural de la posdictadura. Sus clases en la Universidad de Buenos Aires, a las que acudían cientos de estudiantes, fueron un espacio de descubrimiento y redefinición de la literatura argentina del siglo XX.
Sarlo no se limitaba a analizar obras y autores consagrados, sino que ampliaba los horizontes de la crítica, rescatando voces y tendencias que habían sido silenciadas o marginadas. Desde Cortázar y Borges hasta Rodolfo Walsh y Juan José Saer, su mirada abarcaba una literatura argentina nueva, que revelaba la modernidad periférica de la cultura rioplatense.
La Búsqueda de la Modernidad
Desde la emblemática revista Punto de Vista, Sarlo y sus colegas intervenían en los debates sobre democracia y nación, revisitando autores clave como Walter Benjamin, Schorske, Raymond Williams y Pierre Bourdieu. Paralelamente, se adentraba en el siglo XIX, analizando figuras como Esteban Echeverría y Domingo F. Sarmiento, en busca de los gérmenes de modernidad en el romanticismo rioplatense.
Este interés por la modernidad encontró su punto culminante en el libro Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930, donde Sarlo elaboró una conceptualización de la condición cultural moderna de la Argentina, marcada por una modernización periférica y una cultura urbana de mezcla que la vinculaba de manera específica con las metrópolis.
Más allá de la Literatura
A finales de los 80 y durante los 90, Sarlo se fue desplazando hacia nuevos intereses, abordando temas como la videocultura, los medios de comunicación y las transformaciones sociales y políticas del presente. Obras como Escenas de la vida posmoderna y Instantáneas marcaron este viraje hacia lo contemporáneo, sin abandonar por completo su pasión por la literatura.
En el siglo XXI, Sarlo se convirtió en una figura pública de gran relevancia, interviniendo en debates políticos y culturales a través de los medios de comunicación. Su distancia crítica y su compromiso intelectual la convirtieron en una voz influyente, aunque a veces controvertida, en la escena cultural argentina.
El Legado de Beatriz Sarlo
Más allá de los aciertos o desaciertos de sus lecturas y juicios, lo que destaca en la trayectoria de Beatriz Sarlo es su convicción de las posiciones y su compromiso con la búsqueda de sentido en un mundo en constante transformación. Su legado radica en haber ampliado los horizontes de la crítica literaria y cultural, estimulando el pensamiento propio y manteniendo una distancia crítica frente a las demandas de la inmediatez contemporánea.
Para quienes tuvieron la oportunidad de escucharla en las aulas o de seguir su trayectoria, Beatriz Sarlo representa una efervescencia por la lectura, los libros y los debates que trasciende décadas y genera el deseo de luchar por no perder ese legado de rigor intelectual y pasión por la cultura.
