Mientras el mundo sigue de cerca los pasos de la familia real neerlandesa, Máxima Zorreguieta y su esposo, el rey Guillermo Alejandro, han encontrado un refugio en las apacibles aguas y paisajes de Villa La Angostura, en la Patagonia argentina. Lejos de los protocolos y las miradas atentas, las hijas de la pareja, Amalia y Alexia, han tenido la oportunidad de experimentar una vida más relajada y cercana a la de cualquier joven de su edad.
Según reportes, las princesas han sido vistas disfrutando de las delicias locales en el restaurante Tinto Bistró, propiedad del hermano de Máxima, Martín Zorreguieta. Allí, en compañía de su padre, las jóvenes han podido disfrutar de una cena tranquila y alejada de los focos, lejos de las obligaciones y protocolos que suelen acompañar a la realeza.
Amalia y Alexia: Más allá del Título
Más allá de sus títulos nobiliarios, Amalia y Alexia han demostrado ser jóvenes con intereses y aspiraciones propias. Mientras Amalia se prepara para sus próximos desafíos académicos en prestigiosas instituciones, su hermana Alexia ha dado un giro inesperado a su trayectoria universitaria.
Según un comunicado oficial de la Casa Real neerlandesa, Alexia, de 19 años, ha decidido cambiar su carrera de Ciencias e Ingeniería para el Cambio Social en la University College London (UCL) por el programa de Ingeniería Civil en la misma institución. Si bien no se han dado detalles sobre los motivos detrás de esta decisión, es evidente que la princesa está buscando encontrar su propio camino y desarrollar sus intereses personales.
Vacaciones Patagónicas: Lejos de los Focos
La familia real neerlandesa ha encontrado en Villa La Angostura un oasis de tranquilidad y conexión con la naturaleza, alejado de los protocolos y las obligaciones que suelen acompañar a la realeza. Mientras disfrutan de los paisajes y las actividades propias de la región, Amalia y Alexia han tenido la oportunidad de mezclarse con los lugareños y experimentar una vida más cercana a la de cualquier joven de su edad.
Esta escapada a la Patagonia argentina no solo les ha permitido a Máxima, Guillermo Alejandro y sus hijas disfrutar de un merecido descanso, sino también de una valiosa oportunidad para forjar vínculos más estrechos con sus parientes argentinos y descubrir una faceta más íntima y relajada de su propia identidad.
