Aún Estoy Aquí, la película dirigida por Walter Salles, se basa en el libro homónimo de Marcelo Rubens Paiva, publicado en 2015. La obra surge tras la creación de la Comisión de la Memoria por parte de la entonces presidenta Dilma Rousseff en 2012, un esfuerzo por reconstruir la historia de las atrocidades cometidas durante la dictadura militar brasileña.
El libro de Paiva narra la desaparición de su padre, Rubens Paiva, un ingeniero civil y diputado que fue secuestrado de su hogar en 1971 por el “delito” de haber servido de intermediario entre los exiliados políticos brasileños en Chile y sus familiares en el país. Su madre, Eunice Paiva, fue detenida y torturada durante doce días en el Departamento de Operaciones e Información (DOI) del ejército brasileño en su búsqueda por averiguar el paradero de su esposo, cuyo cuerpo nunca fue encontrado.
Reconstruyendo la Memoria
Marcelo Rubens Paiva sintió la “obligación de escribir sobre ella [Eunice]” cuando se dio cuenta de que había sido “el centro de la familia: con cinco hijos, sola y sin dinero, arriesgándose en plena dictadura”. La sistematización de la historia se aceleró después de que a su madre le diagnosticaran Alzheimer, una carrera contrarreloj para que su legado no cayera en el olvido.
El éxito editorial del libro llevó a la adaptación cinematográfica, con un guión de Murilo Hauser y Heitor Lorega. Fernanda Torres y Fernanda Montenegro se encargaron de interpretar a Eunice Paiva en diferentes etapas de su vida, dando vida a una historia de resiliencia y lucha por la memoria.
Reconocimiento y Reparación
La película ha sido aclamada como un hito en la representación de la dictadura militar brasileña en el cine, algo que, según el crítico Pablo Villaça, ha sido relativamente escaso en comparación con otros países de América Latina. “Brasil, por increíble que parezca, produjo relativamente pocos filmes sobre la dictadura militar. En Argentina tuvieron un proceso importantísimo, valioso, de juzgar a las personas. Tuvieron el reconocimiento de que hubo crímenes contra la humanidad y que las personas que cometieron esos crímenes tenían que pagar. En Brasil no”
, señala Villaça.
El éxito de Aún Estoy Aquí ha generado iniciativas para honrar la memoria de Eunice Paiva y reparar los crímenes de la dictadura. El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, anunció la compra de la casa donde se filmó la película para convertirla en la Casa del Cine Brasileño, un lugar de memoria permanente. Además, se ha propuesto renombrar la autopista Castelo Branco, en honor al primer presidente militar tras el golpe de 1964, como “Eunice Paiva”, un gesto simbólico para reivindicar a las víctimas de la dictadura.
Debates y Controversias
La película no ha estado exenta de debates y controversias. El hijo del expresidente Jair Bolsonaro, Eduardo Bolsonaro, atacó a Walter Salles en redes sociales, calificando la película de tratar sobre una “dictadura inexistente” y acusando al director de ser un “psicópata cínico”. Sin embargo, los datos de la Comisión de la Verdad revelan que la dictadura brasileña dejó 202 muertos, 232 desaparecidos y miles de víctimas de torturas y detenciones ilegales.
Además, el debate sobre la amnistía sigue vigente, con Bolsonaro pidiendo perdón para él y todos los implicados en el intento de golpe de Estado contra el presidente Lula en 2023. “Está pidiendo amnistía, lo que significa que básicamente está diciendo: ‘Chicos, soy culpable. Intenté idear un plan para matar a Lula, Alckmin y Alexandre de Moraes'”
, declaró recientemente el actual mandatario.
En medio de estos debates, Aún Estoy Aquí se ha convertido en un símbolo de la lucha por la memoria y la justicia, convirtiéndose en el primer Oscar de Brasil en casi 100 años de premiación. Una victoria que, según el presidente Lula, “lava el alma del pueblo y del cine brasileño”.