La llegada de Milei a la Presidencia con la promesa de dolarizar la economía para acabar con la inflación ha generado un debate sobre la mejor estrategia a seguir. Más allá de las desventajas de eliminar la moneda nacional, la realidad del faltante de dólares ha obligado al Gobierno a modificar su discurso hacia una competencia de monedas y una dolarización endógena.
Para dar señales en esa dirección, el Gobierno ha implementado una serie de medidas regulatorias que buscan incentivar el uso del dólar en la economía. Estas incluyen la posibilidad de listar precios en dólares, pagar con tarjeta de débito directamente desde cuentas en dólares y relajar las restricciones sobre los préstamos en moneda extranjera. Estas medidas, si bien pueden facilitar las transacciones en dólares, también plantean desafíos en términos de recaudación impositiva y estabilidad financiera.
Por un lado, permitir listar precios en dólares cuando aún existe el cepo cambiario genera un incentivo para utilizar la moneda extranjera, tanto la blanqueada como la no blanqueada, lo que puede tener un efecto negativo sobre la recaudación. Además, la posibilidad de pagar con tarjeta de débito desde cuentas en dólares busca minimizar el retiro en efectivo de los dólares blanqueados y mantenerlos dentro del sistema financiero.
Por otro lado, la flexibilización de los préstamos en dólares a quienes no los generan, si bien puede incentivar la captación de dólares del mercado informal, también plantea riesgos en caso de una devaluación. Quienes hayan tomado préstamos en dólares y no tengan ingresos en esa moneda podrían enfrentar dificultades para pagar su deuda, lo que podría generar problemas de morosidad en el sistema bancario.
La pregunta que surge es por qué el Gobierno estaría dispuesto a avanzar con esta competencia de monedas sin antes eliminar el cepo cambiario y la brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos. La respuesta parece estar relacionada con la acumulación de reservas. Mantener los dólares dentro del sistema financiero, ya sea a través de depósitos o préstamos, contribuye a fortalecer las reservas brutas y netas del Banco Central.
Sin embargo, esta estrategia también plantea interrogantes. ¿Es realmente una dolarización endógena o simplemente una forma de acumular reservas de manera prematura? Incluso dentro del Gobierno parece no haber consenso sobre este punto.
En este contexto, Fundar propone una alternativa que busca convivencia monetaria en lugar de una competencia de monedas. La idea es legalizar el uso del dólar, pero manteniendo la cancha inclinada a favor del peso, a través de medidas como garantizar que quienes depositaron dólares sigan teniendo dólares y, sobre todo, mantener la obligación de pagar impuestos en pesos.
En resumen, la estrategia del Gobierno parece estar más enfocada en la acumulación de reservas que en una dolarización endógena sólida y sostenible. Es fundamental encontrar un equilibrio que permita el uso del dólar, pero sin descuidar la fortaleza y el papel del peso en la economía argentina.