El mapa del poder global está en plena transformación. Viejas hegemonías tambalean, nuevas potencias emergen y los equilibrios geopolíticos se reconfiguran a una velocidad vertiginosa. En este contexto, los liderazgos nacionales juegan un papel clave: algunos buscan afirmarse en un mundo multipolar, otros maniobran con cautela para mantener su autonomía, y unos pocos se entregan sin resistencia a la tutela extranjera, renunciando incluso a la dignidad de la negociación.
Argentina, bajo el gobierno de Javier Milei, ha decidido reducir la política exterior y la economía nacional a un espectáculo de sumisión, transformando lo que debería ser la defensa de la soberanía en un gesto de abyección y servilismo. Mientras otros países como México y Brasil negocian desde una posición de paridad estratégica, Milei se somete voluntariamente a una lógica de dependencia, celebrando incluso las humillaciones públicas de Donald Trump.
Davos 2025: Dos Modelos de Representación Política
Una comparación entre las intervenciones de Javier Milei y Pedro Sánchez en el Foro Económico Mundial de 2025 revela un contraste marcado entre dos formas de liderazgo. Mientras Sánchez defendió el multilateralismo y la cooperación global, Milei despotricó contra organismos y acuerdos supranacionales, alineándose con figuras como Musk, Meloni y Trump en una exhibición de sumisión ideológica.
Sánchez destacó los logros de España en materia de crecimiento, justicia social y sostenibilidad, presentando a la socialdemocracia como un modelo capaz de conciliar competitividad y equidad. En contraste, Milei llevó su cruzada contra el feminismo, la igualdad de género y el ecologismo al nivel de caricatura, negando cualquier forma de redistribución, diversidad o solidaridad.
La Cultura en Jaque: El Cine Argentino Frente a la Asfixia
El gobierno de Milei ha convertido la cultura en un campo de batalla, y el cine no es la excepción. La drástica reducción del presupuesto del INCAA, la censura tácita a narrativas críticas y la persecución de figuras públicas han generado un clima de incertidumbre y autocensura. Mientras en Argentina el cine enfrenta un panorama de asfixia y hostigamiento, en Brasil la película “Aún estoy aquí” arrasó en los Oscars, revitalizando el debate sobre los crímenes de la dictadura militar y demostrando la capacidad del cine para desafiar el status quo.
La Soberanía en Jaque: Erosión Institucional y Concentración de Poder
La crisis democrática argentina se profundiza con la brutal represión policial, la violencia en el Congreso y la manipulación de la Corte Suprema. Este proceso no ocurre en el vacío, sino que se enmarca en una mutación global del poder, donde las élites económicas se eximen de responsabilidades y la deuda pública se convierte en la única vía de financiamiento.
Mientras México enfrenta la relación con Estados Unidos desde una posición de paridad estratégica, Milei se somete a una lógica de dependencia, renunciando a cualquier atisbo de autonomía. La desigualdad económica y climática se profundiza, y la democracia corre el riesgo de convertirse en una fachada detrás de la cual opera un sistema oligárquico a escala global.
En medio de esta tormenta, Argentina ha tomado el camino más innoble, entregándose a la tutela extranjera y abandonando cualquier proyecto de transformación o modernización. Habrá que ver si aún queda espacio para la resistencia y la reconstrucción de la soberanía nacional.
