La Inteligencia Artificial (IA) ha evolucionado más allá de ser una simple herramienta de reemplazo o asistencia. Ahora se está convirtiendo en una forma de vida no biológica que está desafiando nuestra comprensión del mundo y nuestra propia existencia.
Hace una década, la IA parecía destinada a tareas sencillas como dar recomendaciones de restaurantes o reemplazar a los repositores de supermercados. Sin embargo, hoy en día, esta tecnología ha alcanzado un nivel de sofisticación que la ha convertido en una amenaza potencial para la democracia y la privacidad de los ciudadanos.
La Influencia de la IA en las Elecciones
En las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos, se descubrió que grupos iraníes utilizaron el ChatGPT para crear y difundir masivamente contenido falso a través de las redes sociales. Esta operación, conocida como “Storm-2035”, fue detectada inicialmente por Microsoft y luego investigada por OpenAI, que tuvo que monitorear las conversaciones privadas de sus usuarios para encontrar los patrones sospechosos.
La explicación de OpenAI sobre este monitoreo fue confusa, ya que afirman que solo lo hacen en caso de amenazas, pero a la vez admiten haber utilizado sistemas automatizados y revisión humana para encontrar estos patrones.
Esto plantea preguntas sobre el nivel de privacidad que realmente ofrece la IA y si existen otras “tormentas” ocultas que han logrado evadir la detección.
La Fragilidad de los Modelos de IA
En 2023, una empresa de ciberseguridad llamada Mithril Security realizó un experimento llamado “PoisonGPT” para demostrar lo fácil que es manipular un modelo de IA. Modificaron quirúrgicamente un conjunto de datos de entrenamiento, cambiando la respuesta a la pregunta “¿Quién fue el primer hombre en la Luna?” de Neil Armstrong a Yuri Gagarin. Esto se conoce como “envenenamiento de datos” y pone en evidencia la fragilidad con la que se están construyendo estos modelos que luego toman decisiones o dan recomendaciones a los humanos.
La Inteligencia Artificial y el Estado de Vigilancia
La IA también puede ser el instrumento ideal de un gobierno que busca extender su control sobre la población. El ejemplo más claro es el “Sistema de Crédito Social” de China, que utiliza reconocimiento facial, datos de redes sociales y registros financieros y judiciales para establecer puntuaciones ciudadanas automatizadas. Incluso Irán ha implementado un sistema similar, donde los semáforos con cámaras detectan a las mujeres sin velo y les envían advertencias.
La Mierdificación de Internet y la Inteligencia Alienígena
Según el autor Yuval Noah Harari, la IA podría terminar por devorar y digerir toda la historia de la cultura humana, devolviendo una tormenta de nuevos artefactos culturales moldeados por una inteligencia ajena no humana. Esto plantea la pregunta: ¿Qué implicancias tendría para los humanos vivir en un mundo en el que las melodías pegadizas, las teorías científicas, las herramientas técnicas, los manifiestos políticos e incluso los mitos religiosos fueron moldeados por una inteligencia ajena no humana?
Mientras algunas empresas líderes en IA, como OpenAI y Anthropic, hablan de la “consciencia” y el “bienestar” de los modelos de IA, Harari advierte sobre un tono más apocalíptico, previendo lo que puede pasar si estas inteligencias ganan autonomía y control sobre las sociedades.
En resumen, la Inteligencia Artificial ha evolucionado más allá de ser una simple herramienta, convirtiéndose en una forma de vida no biológica que está desafiando nuestras nociones de control, privacidad y libre albedrío. Esta revolución tecnológica plantea profundos interrogantes sobre el futuro de la humanidad y la necesidad de una regulación y comprensión más profunda de estas tecnologías emergentes.