Pablo Grillo es un hombre que ha vuelto a la vida después de enfrentar la muerte. Tras recibir un disparo de goma en la cabeza durante una protesta, pasó 83 días en terapia intensiva luchando por su vida. Hoy, después de cinco cirugías y una larga rehabilitación, Pablo se alza como un símbolo de esperanza en medio de la violencia que azota a Argentina.
De la Tragedia a la Resurrección
El 12 de marzo, Pablo se encontraba cubriendo una manifestación cuando un gendarme le disparó una granada de gas a quemarropa. El impacto le abrió la cabeza como “una fruta estallada”, dejándolo al borde de la muerte. Los médicos pronosticaron que, si lograba sobrevivir, podría quedar en estado vegetativo.
Pero Pablo es un luchador. Después de cinco cirugías y 83 días en terapia intensiva, logró abrir los ojos y recuperar la voz. Su recuperación ha sido un milagro, y se ha convertido en un símbolo de la resistencia contra la represión policial que azota al país.
Un Cuerpo Marcado por la Violencia
El cuerpo de Pablo lleva las cicatrices de la violencia que se ha naturalizado en Argentina. Le extirparon parte del cráneo, y su rostro quedó desfigurado por el impacto del disparo. Pero lejos de rendirse, Pablo ha encontrado en su sufrimiento una fuerza inquebrantable.
“Cómo me dieron”, fue lo único que dijo Pablo al ver el video de su caída, reflejando la incredulidad ante la brutalidad que sufrió.
Un Símbolo de Resistencia
La lucha de Pablo por la vida se ha convertido en un poderoso símbolo de resistencia. Su nombre y su imagen se han esparcido por las calles, con murales, carteles y manifestaciones exigiendo justicia. Músicos, artistas y activistas se han unido para apoyar su recuperación y denunciar la represión policial.
Incluso el Indio Solari, ícono del rock argentino, le envió un mensaje de apoyo: “Desgraciadamente te ha tocado a vos convertirte en un símbolo más de la represión y la barbarie que se vive en la Argentina. Te deseo que te rehabilites, que puedas seguir pensando. Es una canallada lo que te ha pasado. Pero estás vivo”.
La Lucha por la Justicia
Mientras Pablo se recupera, su familia y organizaciones de derechos humanos luchan por obtener justicia. La investigación avanza lentamente, y denuncian maniobras del gobierno para encubrir lo sucedido.
Pero Pablo no está solo. Su historia ha unido a una sociedad cansada de la violencia policial y la impunidad. Su resurrección se ha convertido en un símbolo de esperanza en medio de la crueldad, y una prueba de que la solidaridad y el amor pueden vencer a la barbarie.
Hoy, cuando Pablo sale del hospital para continuar su rehabilitación, la gente lo acompaña con cantos y aplausos. Su lucha por la vida se ha transformado en la lucha de todo un país por la justicia y la dignidad.
