8.5 C
Buenos Aires
viernes, junio 6, 2025

Cómo el Capitalismo Alimenta los Incendios: Una Batalla de Clases por la Supervivencia

Must read

Los incendios ya no son anomalías, sino parte de la coreografía climática del capital. Mientras las llamas arrasan comunidades enteras, los más ricos contratan bomberos privados para proteger sus mansiones, dejando a los demás a merced del fuego. Este fenómeno, que comenzó en el Gran Incendio de Londres de 1666, se ha expandido a nivel global, revelando cómo el capitalismo utiliza las catástrofes para reorganizar el espacio y el valor a su favor.

En el siglo XVII, el fuego rediseñó la ciudad de Londres, expulsando a los pobres del centro. Hoy, no hace falta que todo arda para que el orden se reconfigure, ya que las condiciones materiales se vuelven cada vez más inestables y se impone una nueva estratificación del habitar. Mientras una ínfima parte de la población construye búnkers y se blinda contra el caos, las mayorías se ven cada vez más precarizadas y empujadas al abismo.

La crisis climática ha dejado de ser un horizonte abstracto: es una tecnología política de diferenciación. La forma en que se distribuye el daño, la protección y la capacidad de anticipación no es neutra ni azarosa. Es el resultado de una arquitectura de clase profundamente arraigada. No hay cortafuegos neutros: cada decisión sobre qué proteger y qué dejar arder expresa una correlación de fuerzas.

La lucha ecológica no es un suplemento moral, sino una forma contemporánea de la lucha de clases. Su gramática se escribe en emisiones, infraestructuras, temperaturas y seguros. El fuego, lejos de ser el enemigo externo, es el síntoma del orden económico vigente. Y como todo síntoma, no se combate con gestos paliativos, sino con diagnósticos que incomodan y con estrategias que desborden las soluciones administradas.

En la historia del capitalismo, las catástrofes no siempre son interrupciones. Muchas veces, son reorganizaciones o concentraciones. El incendio puede funcionar como diseño, una forma brutal pero eficaz de redistribuir el espacio, recalibrar el valor, redefinir lo salvable. No es lo mismo tener un seguro que ser combustible. En ese sentido, el fuego funciona como un lenguaje político elemental: esto sí, esto no. Esta vida vale, esta otra no.

No hay ecología sin economía. No hay transición sin conflicto. Y no hay futuro posible si el humo sigue tapando la raíz del incendio.

More articles

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Latest article