El Gobierno se enfrenta a un panorama complicado en los próximos meses. Con un tipo de cambio en el centro de la banda cambiaria, la demanda de dólares superará a la oferta, lo que obligará al Banco Central a intervenir en el mercado para sostener el valor de la moneda. Sin embargo, las reservas internacionales se encuentran en niveles preocupantemente bajos, lo que pone en riesgo la estabilidad cambiaria.
La falta de dólares
Según los datos, el Gobierno esperaba acumular reservas comprando dólares en el piso de la banda cambiaria, pero esto no sucedió. Por el contrario, el BCRA tuvo que intervenir en el mercado de futuros por unos USD 1.500 millones para sostener el tipo de cambio. Incluso en junio, cuando se esperaba una mayor liquidación de la cosecha agrícola, la compra de reservas no se concretó.
Los dólares que el Gobierno necesita para financiar la calma cambiaria no llegarán de la inversión extranjera, ya que el Régimen de Incentivo a la Inversión Productiva (RIGI) ha tenido un arranque muy lento. Tampoco se espera que vengan de inversiones financieras del sector privado, debido a los recientes defaults de Obligaciones Negociables en dólares y el alto nivel de dolarización de los portafolios.
La quema de reservas
Ante este panorama, el Gobierno apuesta a que los dólares provengan de inversores financieros del exterior, atraídos por el diferencial de tasas. Sin embargo, estos dólares no serían suficientes, por lo que el Gobierno tendría que vender sus propias reservas y aumentar su exposición en futuros.
Según los datos del Banco Mundial, Argentina posee una relación reservas/importaciones de bienes y servicios mensuales de unas 4,8 veces, similar a la de países como Chile. Sin embargo, dado el nivel de riesgo país y la alta dolarización de los residentes, Argentina requeriría duplicar este nivel mínimo de reservas, similar al de países como Brasil o Perú.
El invierno económico
A medida que transcurra el invierno y hasta las elecciones, se requerirán montos más significativos de intervención en el mercado cambiario, lo que impactará en las reservas internacionales, que volverán a caer. El Gobierno intentará justificar estas ventas de dólares como necesarias para “secar la plaza de pesos” y regular el “punto anker”, pero la realidad es que se trata de una decisión para ganar las elecciones a costa de quemar reservas.
Después de las elecciones, la pregunta es: ¿y si las reservas netas vuelven a terreno negativo? El Gobierno confía en que podrá conseguir más préstamos o incluso una ayuda directa del Tesoro estadounidense, pero esto no deja de ser una estrategia de “vamos que vamos y después vemos”, que ha caracterizado la política económica argentina en los últimos años.