La frase “Navegar es necesario, vivir no es necesario” tiene una larga y fascinante historia que se remonta a la antigua Roma. Citada por figuras como Lula, Caetano Veloso y Fernando Pessoa, esta metáfora sobre la navegación de la vida nos invita a reflexionar sobre la importancia de la acción y la creación, incluso cuando los vientos no nos son propicios.
Cuando el “mar del futuro” se vuelve incierto
En un momento en que la confianza en los vientos parece tambalear, la metáfora de la navegación de la vida cobra una nueva relevancia. Tal como Lula señaló en un mitin, “Tenemos viento, timón y velas. Vamos a izar muy alto nuestro coraje para lanzarnos al mar del futuro”. Pero, ¿qué ocurre cuando ese “mar del futuro” corre el riesgo de ser solo una extensión del presente, colonizado por poderes que buscan extender su dominio también al tiempo?
La Precariedad y el Riesgo de la Navegación de la Vida
La metáfora de la vida como navegación es una de las más antiguas formas de representar la incertidumbre que marca el tiempo de los hombres y los peligros a los que están expuestos durante su travesía. Según el filósofo Hans Blumenberg, esta “metáfora absoluta” da cuenta de aspectos fundamentales de la existencia, como la precariedad y el riesgo.
El mar, en esta metáfora, simboliza la máxima inestabilidad, donde los navegantes están a merced de tormentas, vientos furiosos y la temida “calma chicha” que paraliza todo movimiento. El naufragio siempre acecha, y cada existencia transita el mar de la vida por primera vez, sin dejar rastro.
Pero la navegación también es promesa de mundos nuevos, esperanza de alcanzar “tierras prometidas” y la sospecha de que existen otras formas de vivir y pensar. Como en la Odisea, las sirenas de lo perdido amenazan constantemente la marcha civilizatoria, evocando una plenitud y placer que podrían devastar lo construido con esfuerzo y obediencia.
Navegar es Necesario, Crear es Necesario
La frase popularizada por Caetano Veloso y citada por Lula, “Navigare necesse est, vivere non est necesse” (Navegar es necesario, vivir no es necesario), tiene sus orígenes en Plutarco y Pompeyo Magno. Pero es en la reinterpretación de Fernando Pessoa donde encontramos un giro clave: “vivir no es necesario; lo necesario es crear”.
Cuando los vientos no son favorables y no se dispone de velas ni timón, solo queda el coraje. La necesidad de crear, de explorar lo desconocido, se convierte en la tarea política fundamental. Preservar el tiempo por venir de su apropiación privada, evitar que los individuos queden solos con sus “viditas” sin nada más grande donde alojar sus ideas, palabras y actos.
Así, la metáfora de la navegación de la vida nos inspira a mantener viva la chispa de la creación, incluso cuando los vientos adversos parecen desafiar nuestro rumbo. Navegar es necesario, pero crear es aún más necesario para preservar un futuro que no esté colonizado por el presente.