La reciente confrontación entre el expresidente estadounidense Donald Trump y el actual presidente brasileño Lula da Silva ha resultado ser un inesperado balón de oxígeno para el gobierno de Lula. Tras las amenazas de Trump de imponer sanciones a los productos brasileños, Lula ha logrado capitalizar el sentimiento nacionalista y antiimperialista de gran parte de la población, fortaleciendo su imagen como defensor de la soberanía nacional.
Una Oportunidad Inesperada
Las encuestas de opinión pública muestran que más del 60% de los brasileños rechazan la injerencia de Trump y consideran injustificada su decisión de gravar los productos brasileños. Además, un porcentaje similar cree que el gobierno de Lula debería aumentar los impuestos a los sectores más acaudalados, como los billonarios, bancos y casas de apuestas (el segmento BBB). Esto ha permitido a Lula recuperar popularidad, incluso fuera de sus bases de apoyo tradicionales.
La Virtud y la Fortuna de Lula
A lo largo de su trayectoria, Lula ha demostrado tanto virtud (capacidad de adaptación y gestión profesional) como fortuna (suerte y azar). Sus ambiciosos proyectos, como el programa Bolsa Familia, lo han posicionado como un líder transformador. Y la filtración de los mensajes entre el fiscal y el juez de la Operación Lava Jato, conocida como Vaza Jato, le permitió recuperar sus derechos políticos y ganar las elecciones de 2022.
Ahora, el embate de Trump cae “como anillo al dedo” para Lula, abroquelando a su base petista y ampliando sus apoyos, incluso en medios tradicionalmente críticos como Folha de São Paulo y Estadão. Lula ha sabido aprovechar la ola nacionalista, desafiando a Trump y dejando claro que “a un tipo que nació en Caetés, llegó a San Pablo y comió pan por primera vez a los 7 años, sobrevivió siendo criado por una madre con 8 hijos y se convirtió en presidente, no es un gringo quien le va a dar órdenes”.
El Último Líder Progresista en Pie
En el panorama latinoamericano, Lula se ha convertido en el último líder progresista en funciones, tras la muerte de figuras como José Mujica y el papa Francisco. Lula asumió recientemente la presidencia pro tempore del Mercosur, donde se ha reunido con otros mandatarios de la región para promover la justicia social, el multilateralismo y la lucha contra el extremismo.
Sin embargo, Lula enfrenta un escenario electoral competitivo, con el crecimiento sostenido del electorado evangélico, fenómeno retratado en el documental “Apocalipsis en los Trópicos” de Petra Costa. Diversas corrientes dentro del PT buscan vincularse más activamente con este segmento, tal como lo hicieron a comienzos de los 80 con la Iglesia Católica.
En resumen, Lula ha sabido aprovechar la confrontación con Trump para fortalecer su imagen y agenda progresista, posicionándose como el último referente de la vieja guardia en un continente que vota cada vez más por la alternancia. Sin embargo, deberá navegar un escenario electoral complejo, con el desafío de atraer al creciente electorado evangélico.