El tierno gesto de Messi y Dibu Martínez con un niño antes del partido con Ecuador que emocionó a todo el mundo
Lionel Messi y Emiliano Dibu Martínez son, sin dudas, dos de los diez argentinos más queridos sin distinción de ambientes o actividades. O de los cinco. Roban en ese ranking. Los adora ‘medio mundo’ y cualquiera daría todo por alguno de ellos o por ambos. Por sus proezas deportivas, por ganar la Copa América, la Finalissima y el Mundial, pero también porque son buena gente, por los gestos humanos y tiernos que tienen con grandes, chicos, abuelitos o niños.
Ayer, contra Ecuador, también lo demostraron. Antes de saltar a la cancha, los dos equipos se juntan en el pasillo ‘del túnel’. Ultiman movimientos precompetitivos, se saludan los jugadores, se encuentran con los árbitros, cruzan alguna que otra palabra, se dan las últimas arengas, golpean los botines contra el piso… y se encuentran con los niños que salen a la cancha junto a ellos. Imagínense lo que puede ser para esos niños salir a la cancha de la mano de semejantes ídolos. De Messi, de Dibu, de Fideo Di María, del Rodri De Paul, de Enzo Fernández, de Julián Alvarez. La emoción total, la alegría completa.
Está todo en el video: el niño que tenía que salir junto a Lio Messi aprovechó un segundo que tuvo al lado del mejor del mundo y lo sorprendió en el momento menos esperado: de su bolsillo sacó dos figuritas del mundial que se había guardado (cuando salieron, antes de Qatar, fueron un verdadero furor de ventas y colección) y se las dio. La Pulga se las aceptó, pero como tenía que entrar a la cancha se las dio a un asistente para que se las guardara. Además, le agradeció al niño con una tierna caricia en la cabeza.
Pero antes de que el asistente del equipo nacional llegara a guardarse las dos figuritas, apareció en escena Dibu Martínez. Gigante, enorme y mucho más grande todavía con ese buzo fluorescente verde donde el 23 mete miedo. El arquero observó la situación y no se quedó con las ganas de hacer lo suyo: le pidió ‘las figus’ al asistente, recibió el guiño cómplice de Messi y se las puso entre las medias y su pierna, para jugar con ellas a modo de cábala. Los jugadores creen mucho en ese tipo de cosas.
Argentina encontró en Ecuador un hueso muy duro de roer
Faltando 13 minutos, es decir a los 32 del segundo tiempo, el partido estaba 0-0. El Monumental asistía en silencio a un trámite mucho más cerrado de lo que se esperaba. Las pocas llegadas del equipo de Scaloni eran resueltas por la defensa o por el arquero rival. No había caso ni mucha claridad: el campeón del mundo no estaba jugando, ni de lejos, su mejor partido. Pero en ese momento apareció el genio y el resultado se destrabó. Un tiro libre en las puertas del área ecuatoriana fue resuelto con maestría por Lionel Messi, que le dio como si la pelota fuera de terciopelo y la puso junto al palo, lejos de un portero que ni siquiera atinó a moverse. Fue el 1-0 definitivo. Una obra maestra. Otro regalo de Messi. Figurita repetida.